Gareth Bale puso el broche al fin del parón de selecciones con polémica. El 'Expreso de Cardiff' será uno de los últimos en llegar de su país tras haber jugado este martes, pero su vuelta a Madrid va a generar una gran expectación. En lo deportivo cumplió con su objetivo que no era otro que meter a Gales en la próxima Eurocopa. Pero si en España ha sido protagonista, ha sido por sus gestos ajenos a lo que sucede en el campo.
Bale revolucionó las redes sociales este martes por la noche. La culpa la tuvo un polémico vídeo en el que salía a pie de campo junto a sus compañeros de selección celebrando la clasificación a la Eurocopa. Lo hacían mientras sostenían una bandera que en la última semana se ha hecho viral. "Gales. Golf. Madrid", se leía en ella. Un lema que ironiza con las prioridades de Bale y el trato que recibe de la prensa.
Si bien el mensaje se entiende que va dirigido hacia los medios de comunicación, es un lema que se puede malentender fácilmente como ha ocurrido. Ver a Bale esbozando una sonrisa tras la pancarta y mientras reía con sus compañeros ha encendido al madridismo, que parece haberse cansado de forma definitiva del futbolista galés. Antes molestaba su pasotismo y ahora lo hace ese desapego que ha mostrado por el Real Madrid en las últimas fechas.
Bale y su 'obsesión' con Gales
Lo que Bale quería era meter a su país en la Eurocopa. Para ello se preparó durante semanas en las que no se entrenó con el equipo en Madrid por una lesión que, precisamente, sufrió en el último parón internacional. Se confesó en rueda de prensa el pasado viernes al reconocer que le generaba más "emoción" jugar con su selección. Unas palabras que cabe recalcar que también se magnificaron aquí en España. No sería su intención (o sí) dar la espalda a su club, pero lo ha hecho con aquellas declaraciones y ahora con la polémica de la bandera.
No será fácil su vuelta a Madrid, ni tampoco lo será para su entrenador Zinedine Zidane. Hace unas semanas el técnico francés salió en su defensa como nunca antes se había visto. Dejó claro en una rueda de prensa que quería a Bale en su equipo hasta el final de temporada. No quería ni oír de una salida en el mercado de invierno. Porque Zidane ha contado con el galés desde el momento en el que se cerró la puerta a su adiós en verano. Zanjó la polémica para que lo que importara fuera solo lo deportivo, pero el propio Bale se ha encargado de que de lo que se hable sea de su futuro y sus gestos.
Juicio en el Santiago Bernabéu
A Zidane le deja un papelón. La situación con Bale es casi irreversible y la única solución que se avista posible es su salida del club antes o después. La ruptura es total entre la afición y el jugador tras su último (y torpe) gesto y la que le puede esperar la próxima vez que ponga un pie en el Santiago Bernabéu puede ser monumental. Pero, ¿qué debe hacer el técnico galo con su jugador?
En el club se niegan a regalarlo y aún creen que puede ser un jugador decisivo. También Zidane piensa que Bale puede aportar cosas diferentes al equipo, aunque ahora Rodrygo se haya hecho con su sitio. ¿Volver a ponerle ahora que está recuperado de su lesión o apartarle por su actitud?
A Bale lo único que le queda es demostrar su profesionalidad, un gesto por su club, que verdaderamente parece haber quedado en el último escalafón de sus prioridades. Es lo que esperan en el Madrid. Eso y que se reenganche a base de goles y buen fútbol, porque todavía lo tiene.
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