Diciembre es mes de despedidas. 2019 dice adiós para dar comienzo al 2020 y la Champions League da por finalizada su fase de grupos con la celebración de su sexta jornada. Pero también son semanas de celebración. El Puente del Pilar, Nochebuena, Navidad, Nochevieja... y este año: El Clásico.
Antes de que La Liga eche el cierre por las vacaciones del parón navideño, con la jornada que se disputa del viernes 20 al domingo 22, es turno para que Barcelona y Real Madrid se vean las caras por primera vez en la temporada 2019/2020. Los eternos rivales tuvieron que enfrentarse allá por el mes de octubre, pero los altercados que se produjeron tras conocerse la sentencia del 'procès' provocaron que se aplazase el duelo.
El Clásico de este 18-D vuelve a estar en el punto de mira por las plataformas independentistas como Tsunami Democràtic. Esta ha hecho un llamamiento a la movilización de los que están de acuerdo con la causa 'indepe' para cercar el Camp Nou cuatro horas antes de la hora fijada para que dé comienzo el encuentro.
Se espera lío en el feudo blaugrana, aunque este no será el primer Clásico en el que la polémica sea el principal protagonista de la 'película'. Si desde ya hace unos años el independentismo se ha hecho un hueco en cada duelo entre Barça y Madrid que se celebra en el Camp Nou, antaño volaban las botellas, mecheros e incluso la cabeza de un cochinillo.
Lluvia de almohadillas
Desde Can Barça se ha argumentado a lo largo de la última década que fue por culpa de José Mourinho cuando los Clásicos adquirieron unas cotas más altas de tensión. Pero todo esto se remonta a mucho antes, a principios del siglo XX. Fue en el año 1916 cuando los historiadores hablan del inicio de la rivalidad entre Real Madrid y Barcelona, aunque nos iremos hasta la década de los 70 para ver el primer suceso lamentable.
Fue en el mismo inicio de la década, en el año 1970, cuando cayó una lluvia de almohadillas sobre el césped del Camp Nou. Los aficionados blaugranas decidieron protestar la decisión del trencilla de señalar un penalti a favor del Real Madrid, lanzando estos objetos al campo y con la posterior invasión policial incluida.
Vueltas de honor
Las vueltas de honor también han dado lugar a episodios en la que la deportividad y el buen perder quedó en el olvido. En 1988, Bernd Schuster tuvo que ser escoltado después de ganar la Supercopa en el Camp Nou -y todo ello llegó tras abandonar el Barcelona por desavenencias con Núñez- y estar decidido a hacer esa tradicional vuelta de honor. Otro de estas que se vio manchada ocurrió en 1993, cuando los culés arrojaron a su paso botellas de plástico y naranjas.
El pisotón de Stoichkov
Nervios, tensión y también mucha mala leche. Uno de los jugadores más polémicos que ha vestido la elástica culé es Hristo Stoichkov. El búlgaro tiene aquí un apartado destacado y es que fue él el futbolista capaz de pisar a un árbitro por una decisión del colegiado que no le gustó.
Durante la ida de la Supercopa de España en el año 1990, Stoichkov simuló recibir una falta de Chendo, pero Urízar Azpitarte no cayó en la trampa. El que sí creyó que había acción punible y lo protestó desde la banda fue Johan Cruyff. Según el colegiado, el holandés espetó: "¡Siempre igual, pitando todo para el mismo lado!". Aunque fue la reacción de Hristo la que nadie se esperó.
"De repente, se levantó del césped, se acercó y me pisó en el empeine. Traté de no hacer aspavientos, pero me dolía mucho. Podría haber suspendido el partido en ese instante", desveló en su día el colegiado vizcaíno. Tanto Cruyff como Stoichkov acabaron expulsados y el jugador búlgaro fue sancionado con seis meses de suspensión.
"Judas"
Mucho antes de que Luis Figo fuese recibido en el Camp Nou como el enemigo público número uno, fue Michael Laudrup el que llegó vistiendo la camiseta merengue a la que había sido su casa. Las gradas del campo de los azulgranas se llenó de pancartas en las que se podía leer "Judas". Pero también otras con las palabras "Traidor" o "Escoria".
De Roberto Carlos a Figo
Aunque en la retina está más reciente el ataque que sufrió Roberto Carlos en el año 1997. Fue entonces, durante la celebración de la ida de la Supercopa de España, cuando el lateral brasileño cayó de sopetón sobre el césped llevándose las manos a la cabeza y con el cuerpo totalmente encogido. El risueño futbolista dejó atrás su eterna sonrisa y gesto amable después de sufrir una agresión y es que un aficionado, si se le puede llamar así, lanzó un mechero que impactó en la cabeza del defensa.
La realización se centró de lleno en la brecha y la sangre que provocó el 'mecherazo' en la cabeza de Roberto Carlos. Una imagen que no tardó en dar la vuelta al mundo y que fue motivo de vergüenza en la entidad catalana por antideportiva, agresiva y sucia. Y del que fuera internacional canarinho a Luis Figo. El portugués se convirtió en el actor principal de uno de los actos más lamentables que se ha visto en un terreno de juego a lo largo de la historia.
En el verano del año 2000, Florentino Pérez se convertía en presidente del Real Madrid y con él llegaba de la mano un Figo que cambiaba el Camp Nou por el Santiago Bernabéu. Desde la Ciudad Condal sentó como un jarro de agua fría y también como una auténtica traición el fichaje del luso, uno de sus 'niños bonitos' por el eterno rival. Es así como llegó el 21 de octubre su primera visita al que fuera su estadio vistiendo la elástica blanca.
Cuando echa la vista atrás, Luis Figo reconoce que aquel día fue uno de los peores en su carrera deportiva. Ya no son los pitos, los insultos, las faltas de respeto, es que cuando se acercaba a la esquina para botar un córner, desde la grada caían todo tipo de cosas. Desde botellas de cristal a la cabeza de un cochinillo. Esta imagen no solo dio la vuelta al mundo, sino que dio lugar a un sinfín de reacciones y todas con un denominador común: ¿cómo fue posible que los culés introdujesen todo eso en el campo pese a los controles de seguridad? ¿Mano blanda? ¿El Barça, cómplice?
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