Zinedine Zidane ha conseguido cambiar la cara del equipo y volver a convertirlo en un bloque solvente. Una plantilla que terminó la 2018/2019 sin un rumbo claro, ahora es uno de los equipos más fiables y solo el Liverpool le discute el calificativo de la plantilla más en forma de Europa.
La fórmula del 25 ha llevado a tener a toda la plantilla enchufada como en La Liga de 2017 en la que 16 jugadores pasaron de los 1.000 minutos, una cifra de récord. Este año ha ido incluyendo a los Isco Alarcón, Lucas Vázquez, Ferland Mendy, Eder Militao, Alphonse Areola, Vinicius Junior y Rodrygo Goes en la misma dinámica de los teóricos titulares y todos ellos suman con goles y con buenas actuaciones.
Aunque la alineación de los cinco centrocampistas parece la preferida para las grandes citas mientras Eden Hazard se recupera, Zidane varía sus onces hasta el punto de que es difícil intuir quiénes serán los elegidos en cada partido. Entre el 4-3-3 y el 4-4-2 alterna el técnico en función de las necesidades de cada encuentro y, a pesar de estos cambios, los resultados son los mismos: dominio del juego, goles desde todas las líneas y victorias hasta en los partidos menos brillantes.
A por las 40
Los 20 partidos que suma sin perder tras la victoria en Zaragoza son el punto de partida para repetir la cifra que consiguió él mismo para alzarse con el doblete de La Duodécima y La Liga y empezar la siguiente temporada con muy buen pie consiguiendo las dos supercopas y el Mundial de Clubes. Ahora mismo está en el ecuador de esos números que le confirmaron como el mejor equipo del mundo en su etapa más gloriosa.
Repetir esta hazaña significaría prácticamente asegurarse el campeonato liguero y plantarse en las rondas finales tanto de la Champions League como de la Copa del Rey. Este estado de forma le hace llegar en la mejor forma a una ronda como son los cuartos de final en el que la mayoría de los rivales en el bombo de este viernes serán de primer nivel y a una eliminatoria que se prevé más que trepidante ante el Manchester City.
Pero aún con ese doble partido en el horizonte, el compromiso que ha tomado Zidane con La Liga y con la Copa del Rey se ve solo con sus convocatorias. En una etapa de la temporada que se suele caracterizar por la alternancia de suplentes y titulares, el francés lleva a todos los viajes y concentra en todos los encuentros que se disputan en Madrid a las vacas sagradas de esta plantilla.
Obsesión por la Copa
El torneo copero es el único que se le ha resistido como entrenador y, con el cambio de formato, Zidane se ha tomado esta competición muy en serio. Sin la necesidad de poner a todos los presuntos titulares, el rendimiento que está mostrando en estas primeras rondas es un indicador de que el galo quiere por fin levantar este trofeo. Lo hizo como segundo de Carlo Ancelotti, pero la ambición de Zizou le lleva a no conformarse con eso.
En Zaragoza, sin ir más lejos, puso a la defensa que más éxitos le ha asegurado. El francés no quiere que nadie pierda la concentración con los objetivos que se han marcado en el vestuario y para muestra están las broncas a Marcelo o a Luka Jovic cuando perdían balones, una imagen poco común en Zidane. El técnico blanco quiere que la fiabilidad que está demostrando su equipo no se pierda en ningún minuto. El francés ha creado otra máquina perfecta que va a por todas esta temporada.
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