Un 16 de abril de 2014, el mundo del fútbol quedó boquiabierto por una carrera. En Mestalla se jugaba la final de la Copa del Rey. Barcelona contra el Real Madrid. Los dos mejores equipos y las mejores plantillas del mundo cara a cara. La igualdad era máxima y todo hacía presagiar una prórroga como ya ocurriera tres años antes con los mismos protagonistas y en el mismo escenario. Pero lo evitó Gareth Bale, autor de esa carrera.
Era el primer año del futbolista galés en el Real Madrid. Llegó en verano procedente del Tottenham a cambio de 90 millones de euros, los que le convertían en el jugador más caro de la historia por detrás de Cristiano Ronaldo. A sus espaldas llevaba ya 38 partidos y 19 goles de blanco. Un estreno que prometía y que tuvo su confirmación en aquel gol en la final de la Copa del Rey.
Coentrao daba salida al balón desde la banda izquierda. Allí se encontraba Bale, que en aquella final hizo de líder en ataque ante la ausencia de Cristiano Ronaldo. Con un sutil toque en la línea de medio campo se echó el baló a la carrera y la galopada del galés sobrepasó a Marc Bartra. Era el minuto 88 pero en las piernas de Bale todavía había gas para aquella carrera. Así recorrió toda la mitad del campo y con la puntera batió a Pinto.
Bale, en lo más alto
Su gol, el 20º con la camiseta del Real Madrid, dio la Copa del Rey a conjunto blanco. Menos de 40 días después llegaría el segundo capítulo dorado del galés como futbolista merengue. En Lisboa levantó su primera Champions League, La Décima. Esa final contra el Atleti será recordada por el cabezazo de Sergio Ramos en el 93', pero también por el de Bale en la prórroga que supuso el 2-1 a favor. Ahí se acabó la final.
Hace seis años se vio lo mejor del Real Madrid. A su trayectoria posterior no se le puede poner pegas. Lo ha ganado todo y ha sido partícipe de forma directa en muchos de los éxitos de la segunda época dorada de la historia del club blanco. Su gol en semifinales de Champions contra el Manchester City en 2016 y, por supuesto, su recital en la final de Kiev ante el Liverpool (La Decimotercera) con golazo de chilena incluido quedarán guardados para siempre en la historia del Madrid y de la Champions League.
La caída progresiva de Bale
Pero la trayectoria de Bale en el Real Madrid deja un sabor agridulce. Porque puedo dar todavía más y por este final. El Bale de hace seis años es muy diferente al actual. Ha ido perdiendo importancia temporada tras temporada hasta el punto de ser el centro de las críticas en estas dos últimas. La marcha de Cristiano le abría las puertas para ser la estrella absoluta del equipo, pero desaprovechó la oportunidad y se diluyó entre lesiones y polémicas.
De Bale ya no se hablan de sus goles, solo de su salida del Real Madrid. También del "Wales. Golf. Madrid. In that order". Pocos entienden su rendimiento sobre el campo. Que haya pasado a ser tan intrascendente sobre el terreno de juego. Las lesiones machacaron su física durante toda esta etapa en el Madrid, pero su cabeza le fue alejando poco a poco del fútbol.
Lo que viene para Bale es otro verano de negociaciones para salir del Madrid. Se ha convertido en un asunto vital para el club encontrarle un destino. Por su ficha, el Brexit y la relación con Zidane, que parece totalmente rota. Siendo justos, Bale merece un lugar en la historia del club blanco, pero ahora la prioridad es dejar paso a otras estrellas que devuelvan a lo más alto al Madrid. Y en eso están.