Lorenzo Sanz (Madrid, 1943-2020) será por siempre el hombre de La Séptima. Este 20 de mayo se cumplen 22 años de la primera Champions del Real Madrid en color. Una sequía de más de tres décadas y un infinito anhelo por recuperar la corona europea que no habían podido lograr Los García en aquella final ante el Liverpool en 1981 o La Quinta del Buitre que dominó en las últimas ligas de los 80 y las primeras de los 90.
Este aniversario será especial para la familia Sanz. Por primera vez, Lorenzo no podrá recordar con sus hijos y sus nietos las anécdotas de aquella noche mágica de 1998. El maldito coronavirus se llevó, hace tanto solo dos meses, al que fuera presidente del Real Madrid entre 1995 y 2000.
El 20 de mayo es una fecha tan marcada en el calendario madridista como el cumpleaños de la fundación del club. Aunque el Real Madrid siempre ha tenido un idilio especial con este mes, y con la primavera en general, en 1998 este día se convirtió en algo para recordar toda la vida por lo que sucedió aquella noche en Ámsterdam.
El Real Madrid se dio cita con la historia en el actual Johan Cruyff Arena, por aquel entonces simplemente Amsterdam Arena. Enfrente estaba la Juventus de Zidane, Davids, Inzaghi y Del Piero. Un equipo lleno de estrellas, y muy superior económicamente por aquel entonces para tratar de alargar la agonía. Pero 32 años después, un jugador con la camiseta blanca, en este caso fue Manolo Sanchís, levantó la Copa de Europa, ya Champions League. La primera en color.
El hito de La Séptima siempre estará asociado a dos nombres: el de Predrag Mijatovic como autor del gol de la victoria y al de Lorenzo Sanz. El que fuera presidente del Real Madrid dio más alegrías al madridismo en esos cinco años en el cargo, antes había estado 10, como vocal primero y como vicepresidente de Ramón Mendoza después, pero es esta Champions League la que ha quedado guardada en la cabeza y, sobre todo, en el corazón de los hinchas merengues.
Este 2020 esta fecha brilla especialmente. Lorenzo Sanz se marchó tristemente el pasado 21 de marzo víctima del Covid-19. Cayó derrotado muchas veces durante su exitosa vida tanto como empresario y como presidente del Real Madrid, pero tuvo que llegar el coronavirus para que fuera la primera vez en la que no se pudo levantar para volver a luchar y triunfar.
Porque eso fue Lorenzo Sanz. Un luchador. Un hombre incansable que siempre tuvo el sueño de hacer campeón de Europa al Real Madrid. Humilde y cercano, el que fuera presidente siempre se mostró como un madridista más. Capaz de abrir el estadio para que unos hinchas, que habían cruzado España, pudieran ver el Estadio Santiago Bernabéu o capaz de hacer saltar chispas en el palco del Camp Nou por sus enfrentamientos con Joan Gaspart.
Lorenzo llevaba al Real Madrid en el corazón. Era marido, padre, abuelo y madridista. Esa devoción por el club de sus amores se la inculcó a sus hijos Lorenzo, Fernando, Paco y Malula desde pequeños y lo repitió después con sus nietos. Por todo ello, el 20 de mayo nunca será un día más en la casa de los Sanz y siempre será una fecha para mirar atrás y sonreír mirando al cielo.
EL ESPAÑOL recuerda la figura de Lorenzo Sanz y la consecución de La Séptima con sus hijos Lorenzo Jr., exjugador del Real Madrid de Baloncesto y exdirector de la sección, y Fernando, miembro de la plantilla que levantó aquella Champions y expresidente del Málaga.
"Es un día súper señalado. Estamos hablando de que el Real Madrid volvió a ganar en Europa 32 años después. Para mí fue algo increíble, pero para mi padre y mi hermano que estaban más implicados, más aún", explica Lorenzo Jr antes de recordar su ausencia en Ámsterdam.
"Formaba parte de la primera plantilla del equipo de baloncesto. Al día siguiente jugábamos los playoffs contra el Manresa. Lo vi en casa de mis padres, con muchos amigos. Cuando ganamos, me baje a Cibeles como tantos muchos. Esa noche Madrid fue increíble", recuerda el mayor de los hijos del que fuera presidente del Real Madrid.
Fernando, Pedja y la falsa leyenda
El que no podía faltar ese día en el estadio era Fernando. Formaba parte de la ilustre plantilla que consiguió formar su padre. Representaba a una gran generación que surgió de La Fábrica. No fue titular ese día, ni saltó al campo, pero fue trascendental jugando los dos encuentros de semifinales ante el todopoderoso Borussia Dortmund que había ganado la anterior edición.
Fernando recuerda cuál era el ambiente que había en torno a esa final. "Llegamos teniendo un bagaje en La Liga bastante malo, pero en Champions estábamos espectaculares. Bayer Leverkusen, Borussia... y luego la súper Juve. No éramos favoritos. El mundo del fútbol nos quitó esa presión. Tenían un equipo con Zidane, Deschamps... era un equipo económicamente más fuerte. Pensaban que deportivamente también eran más fuertes. Aunque es verdad que esos 32 años de sequía pesaban mucho", describe el que fuera durante cuatro años miembro de la primera plantilla del Real Madrid.
Esa semifinal que disputó Fernando fue especialmente polémica en su partido de ida con el episodio de la famosa portería. "Había mucha tensión. Nos decían que se iba a suspender el partido, luego que no... así 35 minutos", recuerda el defensa. "La vuelta en Dortmund fue complicada, pero aguantamos el resultado y pasamos. Ahí nos dimos cuenta de que estábamos haciendo historia".
A pesar de no jugar, Fernando fue protagonista en esa final. Mijatovic se dirigió hacia él después de marcar el gol de La Séptima para celebrar abrazándole su histórico recorte a Angelo Peruzzi y su disparo superando a los dos jugadores de la Juventus que se metieron debajo del larguero. Después de ese momento hubo muchas conjeturas sobre el motivo.
"Se dijeron muchas cosas que no eran verdad de mi conversación con Mijatovic. La realidad fue que, en la comida de antes del partido, estábamos en la mesa Davor, Guti, Predrag y yo. Ahí le dije que iba a marcar. Lo curioso es que no había hecho ni un solo gol en toda la Champions. En Liga estaba magnífico, pero en Champions no había metido. Cuando mete, en el primero que se acuerda es en mi", aclara Fernando.
"Es verdad que tenemos una relación muy estrecha. Somos vecinos desde que llegó a Madrid. Pero aún así, que lo primero que haga un tío que mete en la final de la Champions se acuerda de ti, es llamativo. Lo malo es que la imagen nunca la he podido tener, porque la realización cambia a la grada justo cuando se me ve abrazándole", lamenta el número 19 de aquel equipo.
El Madrid rompió el protocolo
Si tuviera que recordar conversaciones y momentos con su padre durante esos días, serían muchos. Pero lo que más destaca es cuando acaba el partido y Ámsterdam se convirtió en una locura de color blanco. "Se rompió el protocolo, bajaron todos los directivos al campo. Creo que les sancionaron por ello. La cena fue un caos porque no había nada preparado. Fue todo sobre la marcha", explica Fernando sobre esa celebración que no estaba organizada.
"Me acuerdo más de la vuelta, casi sin dormir. En el avión iba sentado con Jaime. Llegamos a Madrid y fue la locura auténtica. Miles de personas en las calles. El que dirigía entonces el Madrid, que algo hay que atribuirle a mi padre, tuvo la idea de recordar la tradición de la última Copa de Europa y salimos con los coches descapotables tres jugadores. Fue increíble ese día", recuerda uno de los actuales embajadores de LaLiga.
Lorenzo explica lo que sentía el madridismo en ese momento para todos aquellos que no lo vivieron. "Fue la recompensa del proyecto que había empezado en el 95. Hace una revolución en cuanto a fichajes: Predrag, Seedorf, Panucci, Karembeu, Roberto Carlos... El madridismo necesitaba estos éxitos. Era una utopía ganar la Champions entonces. Los de mi generación habíamos vivido la injusticia de La Quinta del Buitre. Habíamos eliminado al Nápoles de Maradona, al Oporto que era el anterior campeón, al Bayern de Múnich... Ese equipo se merecía esa Copa de Europa. El madridismo estaba frustrado y se quitó esa gran espina", destaca el que era miembro de la plantilla del Real Madrid de Baloncesto entonces.
Tras su fallecimiento se recalcó mucho su figura de innovador en el fútbol español. Fernando Sanz pone los puntos sobre las íes de lo que supuso el proyecto de su padre. "Hay que situarse en el año 96. El fútbol español era económicamente poco potente. Algunos clubes estaban quebrados. Los derechos televisivos no se explotaban. No había recursos para acceder a los jugadores que accedían en otros países. Mi padre fue muy habilidoso, se anticipó a muchas circunstancias: creó la Fundación, empieza a explotar los derechos televisivos, consiguió nuevas formas de producir recursos para el club...", señala lo que fue para su futura carrera como presidente un espejo.
La fecha de la final también quedó grabada de una forma especial en su teléfono. En su número, concretamente. Lorenzo Sanz escogió los nueve dígitos y los seis últimos eran 20 05 98, el día de La Séptima. "Cuando ganó la Champions se lo puso, luego se lo tuvo que cambiar porque lo tenía mucha gente", recuerda Fernando Sanz esbozando una sonrisa porque era una muestra más de cómo el madridismo marcó la vida de su padre.
Hasta ese punto marcó aquella final contra la Juventus a Lorenzo Sanz y a toda la familia. El que fuera presidente del Real Madrid tenía de número de teléfono este día tan señalado, aunque como dice Fernando "nadie se acuerda ya de los tres primeros números que eran los fáciles en teoría, aunque se lo cambió porque era una locura".
Pero ninguno de los dos Sanz cree que esa Champions fuera el mayor de los éxitos de su padre. Ambos apuestan porque los cinco años en su conjunto tienen que destacarse al mismo nivel. "Fue el primero de sus muchos éxitos. Luego tuvo que rehacer el equipo para volver a triunfar. Volvió a ganar la Champions con un equipo nuevo. No solo lo hizo una vez, lo hizo dos veces", explica Lorenzo.
De hecho, Fernando recuerda de forma muy especial la Intercontinental. "Eran 36 años sin ganarla, era una competición con una mística única", señala. Fue otro título al que llegaron de forma irregular en Liga y tras una derrota en Champions. "Había un ambiente enrarecido y el Vasco da Gama tenía jugadores buenísimos. Fue un partido muy complicado y ganamos 2-1 con el famoso aguanís de Raúl. Mi padre estaba contentísimo, feliz. Era un título muy importante. Lo celebramos mucho", recuerda el que fuera miembro de esa plantilla.
El fichaje de Lorenzo Sanz
"El era muy cabezón, lo que se proponía lo conseguía. Todo lo que quiso, lo consiguió", destaca Fernando Sanz. La etapa de Lorenzo fue de muchos y algunos muy buenos fichajes. Era difícil atraer a las estrellas y alguna se le quedó en el tintero. "El más llamativo puede ser Henry. Cuando estaba en el Mónaco y era muy joven, mi padre le quería. Quizá el Madrid no tenia ese glamour que tenían otros clubes como la Juventus, ni ese potencial, y por eso no pudo acceder", recuerda señalando ese contrato que se quedó en el cajón del despacho de su padre por culpa del padre de Thierry.
Si hablamos de entrenadores, el Real Madrid tuvo en esos años una nómina increíble. Fabio Capello, Jupp Heynckes, Guus Hiddink... Pero Fernando Sanz destaca la figura de uno en particular. "Yo creo que nunca se ha hablado de Arsenio Iglesias. Era una etapa de transición, hizo un grandísimo trabajo en una época complicadísima. Las vacas sagradas estaban acabando, empezaba a aparecer el Madrid del futuro... se comió un medio año muy difícil", expone el que fuera defensa en la entidad blanca.
"Luego vino Fabio, que se le atribuyen demasiados méritos en ocasiones porque hubo un presidente que le propició esos futbolistas que algunos eligió y otros que fueron importantes en la consecución de los éxitos. Guus Hiddink trajo la Intercontinental que también fue importante", destaca Fernando Sanz remarcando la figura de Lorenzo en esas dos etapas y la influencia que tuvieron sus fichajes.
Además, recuerda que fue su padre el que convirtió a Del Bosque en entrenador. "Era el responsable de la cantera, nunca quiso ser entrenador y fue mi padre el que se lo metió en la cabeza. Y luego consiguió lo que consiguió", explica el mediano de los Sanz Durán.
Lorenzo Sanz acertó con un puente como Arsenio Iglesias para poner fin a una etapa y comenzar un ciclo de que dio una Liga y dos Champions entre otro títulos. También fue uno de los grandes culpables de que España sea hoy en día campeona del mundo, ya que decidió dar la responsabilidad a Del Bosque del banquillo merengue y quitarle de una vez la etiqueta de interino. Sin Sanz no hubiera existido el Del Bosque entrenador.
Un espejo para sus hijos
La influencia de Lorenzo llevó a ambos a intentar repetir el éxito de su padre en nuevas aventuras con puestos de responsabilidad. Fernando fue presidente del Málaga durante una etapa y asegura que se queda con la enseñanza de su padre "para afrontar el día a día tanto como dirigente como en la vida personal".
Lorenzo Jr. fue el responsable de la sección de baloncesto con su padre como presidente del Real Madrid y recuerda algo sobre lo que le insistió mucho. "Me decía que me podían ofrecer dinero de fuera. Olvídate, tú trabaja siempre porque el Real Madrid consiga lo mejor como si fuera tuyo", describe el mayor de los Sanz Duran.
De esa etapa Lorenzo se lleva el recuerdo de la Liga que ganaron en el Palau en junio del 2000. Ese quinto partido definitivo en la cancha del Barcelona fue su gran éxito y, evidentemente, admite que fue "muy especial" esa celebración de Sasha Djordjevic que encendió tanto el feudo azulgrana como al equipo. Pero también remarca el apoyo que recibió de su padre para impulsar una sección algo olvidada durante unos años.
"Llevábamos algunos años en los que no se prestaba mucha atención a la sección de baloncesto. Hice una pequeña revolución al estilo de mi padre con fichajes... Fíjate Scariolo, lo que ha sido después", destaca Lorenzo Sanz Junior.
El peso del apellido Sanz
El hecho de que Lorenzo Sanz fuera el presidente del club no se lo puso fácil a sus hijos de cara a la opinión pública. No han podido eludir el peso del apellido Sanz durante sus respectivas etapas en la entidad merengue. "Hemos convivido con ello. Daba igual lo que hicieras, que había un sector del público que decía que eras 'el hijo de'. Lo he llevado lo mejor que he podido", explica Lorenzo Jr.
Por ejemplo, hasta Wikipedia señala que Fernando se fue del Real Madrid por la presión que supuso ser el hijo del presidente. "Yo lo dejé cuando pensaba que lo tenía que dejar. Había ganado una Copa de Europa, una Liga, una Intercontinental, una Supercopa... lo había ganado más o menos todo. Tenía cuatro años de contrato más, pero decidí irme. Primero porque no entendía muchas veces que igual ganabas un trofeo del estilo de la Champions, llegabas al Bernabéu y te ovacionaban, pero al día siguiente era todo lo contrario con silbidos e insultos", aclara el jugador que recaló en 1999 en el Málaga.
Ni mucho menos el recuerdo de Fernando en el Santiago Bernabéu fue negativo. De hecho, el actual miembro del equipo de Javier Tebas en LaLiga destaca que lo curioso era "que cada vez que iba con otra camiseta me ovacionaban". El mediano de los Sanz Durán puede presumir de ser uno de los dos jugadores que han pasado por todos los equipos del Real Madrid sin saltarse ninguna categoría junto a Guti.
Un homenaje merecido
El recuerdo de Lorenzo Sanz se guardará siempre en el corazón del madridismo. Su hijo Lorenzo destaca esa humildad que tantos han señalado después de su triste fallecimiento. "Trataba igual a un camarero que a un ministro. Bajaba a atender, a hacerse una foto, a lo que fuera. Es lo que tiene venir de una familia humilde", explica el actual colaborador de Realmadrid Televisión. Él también cree que perdudará siempre "esa fuerza, esas ganas, esa ambición que se vio en el Real Madrid a base de fichajes, de proyecto, de objetivos que terminó cumpliendo".
"Tenía defectos, pero nosotros no se los veíamos. Todo lo que he visto fue un espejo en el que mirarnos. Una persona que llegaba a cotas inalcanzables. Una persona que hizo con el Real Madrid lo que hizo. Una persona que a nivel familiar que creo la familia que ha dejado. Es imposible quedarme con una cosa. Que alguien te diga que es un espejo para esa persona, ya es mucho. Ha sido una figura clave en la transformación del Real Madrid tradicional al moderno", destaca su hijo Fernando.
Todo el madridismo quiere brindarle un recuerdo especial cuanto antes que, por culpa también del coronavirus, no ha podido aún llegar. "Habrá tiempo para homenajes, pero lo importante es que todo el mundo coincide en que hay que hacerlo a la altura de uno de los presidentes más importantes de la historia", señala Fernando Sanz. Además, reconoce que muchos de los jugadores que compartieron etapa con él le llaman continuamente para saber lo que se va a hacer porque quieren estar ese día.
Su hermano Lorenzo se imagina "un Bernabéu con el madridismo y los jugadores en torno a su figura" despidiéndole. La realidad es que es un homenaje más que merecido según sus dos hijos, pero no solo para el madridismo, si no para la ciudad de Madrid "que siempre llevó en su corazón y que dignificó en todas partes".
Ese será el punto y final de la historia de Lorenzo Sanz con el Real Madrid. Cuando se cierre el círculo con ese esperado homenaje, el recuerdo se apoderará de todo lo que ha significado, significa y significará su nombre, para siempre, escrito con letras doradas en la historia del club. La Séptima y La Octava son el 'regalo' físico más bonito que podía dejar, pero no se pueden comparar con lo que sembró en los corazones de los madridistas.
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