23 de mayo. Mientras los estudiantes ya estaban casi inmersos en sus exámenes finales. Cuando la primavera ya empezaba a dejar paso al verano. Los días en los que los transistores eran protagonistas en los estadios. Todas estas cosas son las que el coronavirus nos ha robado.
Este fin de semana La Liga 2019/2020 debería haber tocado a su fin. El drama del descenso y la alegría de la permanencia deberían de haber convergido con la ilusión por jugar en Europa la próxima temporada y, por supuesto, por ganar esta edición del campeonato nacional.
El Real Madrid quería engalanar este fin de semana la Cibeles para recibir, tras tres años, un nuevo trofeo de Liga: el número 34. El equipo estaba inmerso en la lucha con el Barça y, a pesar de la última derrota en el encuentro que antecedió al parón por el Covid-19, las posibilidades seguían intactas.
Un trabajo de mentalidad
Zidane había marcado al principio de temporada como un objetivo prioritario volver a reinar en España. El francés ya lo dijo tras cosechar la última Liga para el Real Madrid: "Es el torneo más importante, es el día a día, es tu trabajo y es el más difícil de ganar".
Había cumplido en los duelos directos contra el Barça después de empatar a cero en el Camp Nou y de ganar en el Santiago Bernabéu por 2-0. Aún así, el equipo estaba entrando en una mala racha antes del parón con las derrotas en Valencia ante el Levante y en Sevilla ante el Real Betis.
Será importante el trabajo que haga durante estos días y el que ha venido haciendo durante el confinamiento para recuperar la moral de una plantilla que parecía algo tocada antes de que el fútbol tuviera que parar por culpa de la pandemia. La motivación sigue intacta y solo hace falta escuchar a los jugadores que están hablando estos días. El ejercicio de ilusión es necesario para motivar a una afición que lleva un par de meses sin poder disfrutar del fútbol.
Confianza por La Liga
El objetivo se ha mantenido intacto. De hecho, con la Champions League esperando hasta agosto, la plantilla se podrá centrar íntegramente en la lucha por La Liga. No será una batalla fácil debido a comenzar estas 11 finales por detrás del Barça y ya no depender de sí mismo.
La dureza que va a suponer enfrentar en cinco semanas estos encuentros que restan para el final del campeonato liguero será una de las grandes motivaciones para la plantilla. El Barça cuenta con un plantel mucho más corto y Zidane si por algo se ha caracterizado es por mantener enchufados a sus 25 jugadores.
La Liga empieza a coger protagonismo después de que los equipos lleven ya dos semanas de trabajo. Aunque parece que se va a tener que retrasar una semana más porque el Gobierno aún no ha autorizado a entrar en la última fase de entrenamientos, la ilusión de los de Zidane es palpable en Valdebebas, la plantilla va a tratar de dar una alegría a una afición que lo necesita por lo que ha supuesto la pandemia y hacer gala del ADN de este equipo tal y como les pedía el francés.
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