El madridista que vio este sábado el Mallorca - Barcelona tuvo motivos para ilusionarse con Takefusa Kubo. El jugador japonés cedido por el Real Madrid en el equipo bermellón fue el líder de los locales que se vieron maniatados por un inicio fulgurante el conjunto de Quique Setién. Pero, a través de sus piernas, el asiático trató de equilibrar la balanza con 20 minutos mágicos y un encuentro que en el global sirvió para dejar claro que hay una estrella futura en su figura.
Su partido no comenzó bien ya que, cuando cortó un pase en el primer ataque del Barça en el choque, Frenkie de Jong aprovechó el balón dividido para generar una ventaja. El holandés un gran balón a Jordi Alba con espacio para tener tiempo para centrar y encontrar en el área a un Arturo Vidal que entraba como un obús para, de cabeza, dar un golpe sobre la mesa de La Liga. En el minuto 1 el conjunto azulgrana dejaba claro que no iba a especular con cualquier incertidumbre que traía consigo el regreso de La Liga tras la pandemia de coronavirus.
Ese inicio fulgurante de los de Setién podría haber desdibujado a cualquier equipo, pero la personalidad de este jugador es diferencial. Cuando la cámara le enfocaba, había un brillo diferente en sus ojos que dejaba clara la motivación que suponía para Kubo enfrentarse al club en el que dio sus primeros pasos. Cabe recordar que este sábado se reencontraron Ansu Fati y el japonés, ambos de la misma generación que surgió en La Masía y que ahora está encontrando su sitio en el fútbol mundial.
Kubo fue afianzando, tirado en la banda derecha, su relación con el balón durante el partido. Las pocas recuperaciones que podía hacer el Mallorca eran en campo propio y, para llegar al del rival, confiaba en la conducción del japonés que brilló ante las carencias defensivas de Jordi Alba y el estreno como titular de un Ronald Araujo que salió indemne de esta lucha.
20 minutos mágicos
En el primer desborde ya se vio que si había alguna opción de que el conjunto local hiciera algo en el Visit Mallorca Estadi en la noche de este sábado, tendría que pasar por los pies de Kubo. Con 0-1 en el marcador, el asiático cedido por el Real Madrid arrancaba desde esa banda derecha para encarar al joven uruguayo que le dejó el espacio suficiente para que el '26' del Mallorca armase su disparo. Ahí tuvo que aparecer Ter Stegen.
El alemán tuvo que aparecer una vez más durante esa primera parte para paliar el desparpajo de Kubo. El japonés, ante una falta en la frontal del área, se atrevió a disparar con su zurda privilegiada. Trató de sorprender por abajo y, aunque fuera un tiro raso, lo hizo porque Ter Stegen no pudo atajar a la primera. El madridista que está forjándose con esta experiencia en Palma estaba enchufado.
Durante el resto de la primera parte siguió intentándolo siempre apoyándose en un Dani Rodríguez que entendía muy bien sus movimientos, sobre todo desde que dejó la banda derecha para centrarse. Kubo también trató de encontrar el poderío aéreo de Ante Budimir, pero el croata no tuvo un partido fácil teniendo que enfrentarse a Gerard Piqué. Aún así tuvo dos ocasiones para cambiar el resultado del marcador.
La influencia de Kubo fue reduciéndose durante la segunda parte cuando el cansancio iba apareciendo. De hecho, centró más su posición hacia la mediapunta. Desde ahí, con un Mallorca que estaba más posicionado en el campo del Barça, trató de infiltrarse en el área con algunas combinaciones, pero no tuvo tanto acierto como en la primera parte. El japonés puso todo de su parte para que el conjunto insular plantara cara al Barça. Finalmente se llevó una goleada, pero también el beneplácito de todo el mundo que le estaba viendo con lo que supone un choque contra el líder de La Liga.
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