El Real Madrid volvió este domingo con victoria tras tres meses de parón. Sorprendió la primera mitad y lo que ofrecieron algunos jugadores como Eden Hazard y Sergio Ramos tras tanto tiempo parados, pero Gareth Bale volvió a ser la decepción. El galés, que no fue titular pero sí dispuso de media hora sobre el terreno de juego, se marchó otra vez sin pena ni gloria y acabó sufriendo una sobrecarga muscular.
Bale tenía opciones de aparecer en el once de Zidane contra el Eibar. Con Benzema y Hazard más claros, había posibilidades de que el galés completará el ataque blanco. Vinicius, a quien el técnico galo no ve compatible con Hazard, no era una opción. Isco parecía el gran rival de Bale para salir de inicio, pero ni uno ni otro. Zidane, por sorpresa, eligió a Rodrygo por la derecha.
Su momento le llegó a Bale con el partido encarrilado por el Madrid, pero Zidane pedía una reacción de los suyos. Con 3-1 en el marcador -el Eibar acababa de marcar-, Bale, Vinicius y Militao entraban para dar refresco a jugadores acusados de dolores físicos y dotar al equipo de energías. Vinicius lo intentó arriba, pero Bale apenas entró en contacto con el balón. Esa fue la gran diferencia entre los dos.
Sin la presión del Bernabéu
Se vio su lado con mayor desidia. No tenía la presión del público del Santiago Bernabéu, que a estas alturas ya no le pasa una. Pero ni el Di Stéfano ni el silencio de sus gradas vacías le despertó. A Bale le quedan diez pruebas para demostrar que todavía tiene fútbol y goles que dar a este equipo, pero las oportunidades se le agotan.
Para colmo, los problemas musculares que le vuelven a golpear. Se suponía que el galés estaba listo tras sufrir en las últimas semanas también problemas, pero volvió a caer. Este lunes no se entrenó con sus compañeros, aunque se espera que sí lo haga en la sesión del martes y pueda estar disponible contra el Valencia. 29 minutos fueron suficientes para Bale.
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