El final de temporada de Gareth Bale está siendo muy tranquilo. Parece que Zinedine Zidane prefiere apostar por otros de sus compañeros antes que él y al galés no se le especialmente decepcionado. Es más, en el banquillo se le suele ver haciendo bromas con sus compañeros casi cada partido. Pero no es suficiente para que no sea un personaje atractivo para la cámara y este domingo le pillaron en una situación algo comprometida.
Bale bajaba del autobús a la llegada al estadio de Cornellá. Lo hacía de los últimos y con parsimonia mientras veía algo en su teléfono móvil. En ese momento ya sabía que lo que le esperaba era, probablemente, quedarse en el banquillo los 90 minutos. No era titular y no jugaría ni un solo minuto después.
Quizás por ello bajó del autobús algo más despistado y las cámaras de El Golazo de Gol le cazaron saltándose una de las medidas de seguridad del protocolo. O, al menos, casi lo hizo. Ya que un miembro de seguridad estuvo ágil para ir detrás suya y recordarle que debía echarse el gel hidroalcohólico en las manos al llegar al estadio periquito. Y ahí ya si que Bale se lo echó.
Pero a Bale le tocaría soportar otra regañina de los miembros del estadio. Y es que cuando se sentó en las gradas del RCDE Stadium, en el banquillo improvisado que ahora tienen los estadios para separar a los jugadores, lo hizo donde no le correspondía. Así que se tuvo que levantar de su asiento que él mismo se había asignado, cómo pillaron otra vez las cámaras de El Golazo, y sentarse donde le indicaron. Tras ello llegó la calma y 90 minutos para ver a sus compañeros ganar otro partido que les acerca al título de La Liga.
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