El Real Madrid ha puesto punto y final a la primera parte de la temporada con un título bajo el brazo. La Liga ya es blanca y el próximo objetivo es claro: la Champions. Sería el triunfo perfecto para redondear un año fuera de lo normal por culpa del coronavirus y el parón que sufrió el deporte mundial.
Esa pausa en el camino, sin embargo y contra todo pronóstico, no ha pasado factura a la plantilla del Real Madrid. Los de Zidane regresaron del confinamiento en un buen estado de forma. Han entrenado como se esperaba y, más allá de algún problema físico que haya apartado a los jugadores, el equipo ha podido cerrar el año liguero de la mejor manera.
Una de las claves ha estado en la gestión del vestuario. Un punto fundamental en el libro táctico de Zidane y que no es algo novedoso, pues fue el primer paso del técnico nada más llegar al vestuario del Santiago Bernabéu. El entrenador francés ha entablado una relación casi perfecta con sus capitanes y esto ha ayudado al rendimiento del equipo.
Los cuatro altos mandos del vestuario madridista, desde Sergio Ramos hasta Marcelo, Benzema y Varane, forman parte del núcleo duro del Real Madrid. Son parte del proyecto que comenzó hace unos años y que contó con el visto bueno de Zidane. Las últimas Champions cosechadas estos años, de hecho, se deben a la labor de estos pesos pesados.
Cada uno con un papel en el equipo, este inusual curso ha contado con el asentamiento de los capitanes. Los resultados son evidentes y la razón, como se puede comprobar, se la han dado a la dirección del Real Madrid.
Sergio Ramos se asienta
El capitán merengue ha evolucionado notablemente en los últimos tiempos. Pero esta temporada más. Ha sido el año de la defensa del Real Madrid, que ha abandonado las dudas atrás y ha permitido a Courtois terminar como Zamora de la competición. Los blancos se han mostrado como un equipo difícilmente franqueable y en gran parte se debe al camero.
Sin embargo, el primer capitán del Real Madrid no solo ha destacado en esa faceta, sino también en la ofensiva. Su valentía a la hora de lanzar penaltis ya era conocida. Pese a ello, este año ha dado un paso de gigante anotando hasta 13 goles en toda la temporada. Seis de ellos, además, se han producido en el tramo final de la competición liguera.
Por si fuera poco, al gran rendimiento en el terreno de juego se ha sumado la calma lejos de él. El central suele protagonizar rumores sobre una posible salida del Real Madrid. En esta ocasión, al término del último partido de La Liga, Ramos dejó claras sus intenciones con un guiño que recibió Florentino Pérez.
Marcelo y los jóvenes
El lateral no ha podido contar con todos los minutos a los que está acostumbrado. Los problemas físicos le han apartado del terreno de juego y se ha perdido el final de La Liga. En total, entre bajas y suplencias, únicamente ha disputado 15 partidos de la competición doméstica.
Lejos de ser un problema, Marcelo ha incidido en su faceta de hombre fuerte del vestuario. Querido por todos, el brasileño ha sido clave en la adaptación de los más jóvenes. Especialmente de sus dos compatriotas, Rodrygo y Vinicius, que esta temporada han disfrutado de un número de minutos considerable.
A ello, Marcelo ha sumado su apoyo a otros jóvenes jugadores del vestuario que han pasado una situación delicada. Marco Asensio, que regresó después de una lesión de larga duración, ha podido apoyarse en el zaguero siempre que ha querido. Las imágenes que recogió el club durante el documental del balear así lo demuestran. Marcelo, como un hermano mayor, no se perdía las carreras en solitario del atacante blanco.
Benzema, mano derecha de Zidane
Jugador revelación de la temporada, líder ofensivo y casi el confidente de Zinedine Zidane. La esplendida relación que ambos mantienen ha permitido que el delantero rinda como nunca y que el entrenador le encuentre el hueco adecuado en el once del Real Madrid. 37 partidos en La Liga así lo certifican.
Benzema se ha echo cargo de los mandos en ataque. Su papel de cara a portería y también en lo que se refiere al plano táctico ha ido en aumento. Consciente de esa facilidad para tocar el balón, Zidane ha sabido sacar provecho hasta convertir al francés en una de las brújulas del juego del equipo.
Como tercer capitán, el atacante ha ascendido en el escalafón merengue y ha demostrado que, tras años de dudas y críticas, estaba perfectamente preparado para triunfar en el Santiago Bernabéu.
Varane manda en defensa
El zaguero ha vivido alguna ausencia a lo largo de la temporada en La Liga. Sin embargo, por decisión puntual de Zidane o por problemas físicos, Varane no ha perdido su estatus de hombre fuerte. Cuarto capitán, ha crecido en el Real Madrid después de que le seleccionara Zidane cuando aún era un chaval.
Esta temporada, sobre todo en el tramo final, ha tenido que coger las riendas de la defensa cuando faltaba Ramos. Una dificultad extra, pues la conexión que tiene con el camero es única. Es ahí donde Varane ha ejercido como veterano del equipo: hablando con Militao y organizando la defensa cuando no compartía titularidad con Ramos.
El propio jugador lo reconoció tras el partido ante el Alavés, cuando el Real Madrid cerró un nuevo encuentro con la portería a cero y compartiendo los 90 minutos con un Militao que también salió fortalecido.
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