El de Gareth Bale es el nombre más señalado en el Real Madrid en estos momentos. Esta semana llegará el momento tan esperado en el que vuelva a aparecer por Valdebebas, citado con parte importante de los internacionales para incorporarse a la pretemporada del equipo blanco. Los focos apuntan a su primer cara a cara con Zinedine Zidane y la duda sobre si el galés cumplirá su octavo año como madridista.
Bale forma parte del grupo que a comienzos de esta semana volverá a la Ciudad Real Madrid si los PCR de este lunes no determinan lo contrario. Junto a él, deben regresar Sergio Ramos, Carvajal, Reguilón, Kroos, Jovic y Lunin en esa primera tanda. El morbo lo pone el galés, que vuelve de la concentración de su selección en la que habló con claridad sobre su posible salida del Real Madrid: "Está en manos del club pero ponen las cosas muy difíciles para ser honestos", dijo Bale.
Ahora le tocará vérselas de nuevo con Zidane. Sabe que para el técnico francés no cuenta. Decidió dejarle sin jugar en los últimos partidos de la temporada liguera, aunque fue Bale el que quiso no viajar junto al equipo a Mánchester en la vuelta de Champions League contra el City. Aquello terminó por ponerle la cruz por parte de Zidane, que no le quiere en su equipo de cara a la próxima temporada.
Ha pasado más de un año desde que Zidane le abriera la puerta en público con su ya famoso "si es mañana, mejor". La amenaza de pasarse todo un año en la grada (o incluso los dos que le restan de contrato) es ahora real si no resuelve su futuro en las semanas que quedan de mercado, que cierra el próximo 5 de octubre.
La realidad es que ni Bale ni su agente están poniendo de su parte para cerrar su etapa en el Real Madrid. Ambos se empeñan en liquidar los dos años de contrato que le quedan con el club blanco -algo que se niegan en rotundo desde el Madrid- y tampoco quieren bajar de los 12 'kilos' netos que cobra el galés como merengue. Con esas premisas, lo que le quedaría a Bale sería mantenerse en el Madrid a riesgo de no jugar.
La Premier, ¿última esperanza?
En el Madrid, la esperanza sigue pasando por la Premier League. Todavía se deja abierta la puerta a que llegue una oferta del Tottenham o del Manchester United, también interesado en el fichaje de Reguilón. Es prácticamente la única escapatoria en el 'caso Bale', aunque el salario del futbolista sigue siendo determinante.
El Madrid también tiene claro que no va a regalar al futbolista. Es un mercado crucial para ingresar dinero y en el club blanco no parece que se vaya a seguir fórmulas como la del Barcelona, que vendió a Rakitic al Sevilla por una simbólica cifra de 1,5 millones de euros. El club es objetivo y sabe que no se acercará en ningún caso al dinero que pagó por el fichaje de Bale en 2013, pero nada de dejarle ir gratis.
Una venta como la de James
El ejemplo es el caso de James Rodríguez. Este lunes, el Real Madrid cerró la venta del colombiano al Everton por 25 millones. Una cifra nada desdeñable en este mercado de fichajes y bajo las condiciones en las que lo hace el jugador, suplente habitual con Zidane este último año y con solo un año de contrato restante. Para hacerse una idea, es el mismo dinero que pagó el Madrid por Toni Kroos justo el verano que James aterrizó en la capital española.
El Madrid es inamovible con Bale como lo fue con James. Su salida rondaría el precio bajo el que ha salido el colombiano, que sí puso de su parte para resolver su situación. James ha bajado su sueldo hasta los 8 'kilos', sin ser el mejor pagado del Everton. Tras el adiós del que fuera el '10' del Real Madrid entre 2014 y 2017, las de Bale y Mariano son las ventas más señaladas. A 27 días del cierre del mercado, la cuenta atrás ha comenzado.