Cuando se abrió el mercado de fichajes, el Real Madrid se propuso dos objetivos a cumplir. Tenía claro que no era el momento de nuevas contrataciones, pero sí la hora de ingresar dinero para contrarrestar los efectos de la crisis del coronavirus y seguir con la renovación de la plantilla blanca dando salida a los descartes de Zinedine Zidane. Ahora que el adiós de Gareth Bale suena más que nunca, el Madrid puede poner el broche.
Desde Inglaterra ya apuntan a que el Manchester United va en serio a por Bale. El motivo es el 'no' del Borussia Dortmund a reabrir este verano las negociaciones con los red devils por Jadon Sancho, cuyo fichaje se disparaba hasta los 100 millones de euros. El United ha tenido que buscar un plan B para su banda derecha y el elegido es Bale, que ya se ha paseado por la agenda del United desde hace muchos años.
El United ha tocado en la puerta de Bale. Justo lo que el Real Madrid esperaba en esta recta final de mercado y la noticia positiva es que todos coinciden en que el futbolista galés ve con buenos ojos jugar en Old Trafford la próxima temporada. Bale habría sucumubido ante la firme postura de Zidane de no contar con él el curso que viene, viendo imposible volver a jugar en el Madrid.
Hasta este momento, Bale y su agente Jonathan Barnett se habían mostrado impasibles ante la postura del Madrid de dar salida al delantero este verano. Su prioridad era seguir en la capital y luchar por jugar y volver a ser importante en el equipo, lo cual ya se ha convertido casi en una utopía. Y si debía de salir, que fuera cobrando lo que le resta de contrato en el Madrid hasta 2022, fecha en la que queda libre.
La fórmula de su salida
El salario se había convertido en el gran problema para 'deshacerse' de Bale, que todavía cuenta con un buen cartel en Inglaterra. El Madrid lo sabe y por eso una de las opciones que están sobre la mesa es que el club blanco asuma parte de la ficha del jugador la próxima temporada bajo una cesión que podría incluir una opción de compra a final de temporada. Bale está de acuerdo en irse cedido. La otra opción sería que el United pagara un traspaso a la baja para así asumir los 12 'kilos' que figuran en su ficha.
Para el Real Madrid, ambos escenarios son un mal menor y es que la salida de Bale se había convertido en una prioridad más allá del dinero. Su marcha lleva enquistada desde el pasado verano y las 'amenazas' de Barnett de seguir hasta 2022, de cumplirse, provocarían una situación que nadie querría ver: Bale apartado sin jugar y en la grada semana tras semana. Zidane, que se ha ganado el derecho a elaborar su plantilla a su gusto, tenía claro que con el galés no iba a contar.
La relación entre Bale y Zidane está rota del todo, si es que faltaba por romperse algo, desde el final de la pasada temporada. A la vuelta del parón, el técnico galo le dio la oportunidad de redimirse, pero el futbolista de Cardiff falló con dos actuaciones (ante Eibar y Mallorca) por debajo de su nivel y jugando casi sin ganas. Zidane le terminó de poner la cruz y Bale ni siquiera quiso viajar a Mánchester con el equipo en el compromiso que echó el cierre a la temporada contra el City en Champions.
Los descartes de Zidane
Zidane gana con Bale fuera. Su salida se sumaría a la de James Rodríguez, el otro gran descarte del galo. Y el Real Madrid también gana. En un mismo verano se habría quitado de encima las fichas del galés y del colombiano, dos de las más altas del equipo. Bale y James forman parte de los fichajes más caros de la historia del Madrid, pero su historia como madridistas acaba saliendo por la puerta de atrás.
Con Reguilón a punto de salir (iría también al Manchester United y dejaría en las arcas en torno a 25 millones), el Madrid está cerca de poner la puntilla al mercado. Lleva recaudados más de 90 'kilos', siendo las de Achraf, James y Óscar Rodríguez las salidas más caras. Con las marchas de Reguilón y Bale superará la barrera de los 100 y le quedará para acabar las salidas de Mariano y Borja Mayoral.
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