Bale se despide del Real Madrid. Tras siete temporadas como jugador blanco se acaba una era -al menos de momento si vuelve el verano que viene- de una forma que no deseaba ninguno cuando se veía al mejor Bale sobre el terreno de juego. Pero las dos últimas temporadas del futbolista galés lo enterraron todo y ahora se consuma una de las salidas más deseadas por el club y el madridismo.
El Real Madrid acaba con el gran culebrón de su equipo, extendido durante dos veranos. Se empezará a escribir una nueva página de la historia del club sin Bale en ella, aunque detrás deja muy buenos recuerdos que los dos últimos años no deberían emborronar cuando se recuerde en un futuro lo que fue Gareth para el Madrid. Su marcha es de tal magnitud que implica varias claves.
La decisión de Zidane
La primera de ellas es que con la salida de Bale, a Zidane se le queda una plantilla a medida. Este verano se ha deshecho de sus dos grandes descartes (Bale y James). Con el galés la relación estaba rota y había pedido su salida, aunque pocos apostaban por ella hace solamente un par de semanas.
Para Zidane se acabó el contestar rueda de prensa sí y rueda de prensa también preguntas sobre Bale. Se acabó también morderse la lengua para evitar un confrontamiento público con uno de sus jugadores, aunque todos supieran que la relación entre ambos estaba rota.
Salvar lo económico
El Madrid tenía claro desde que abrió el mercado de fichajes que su obligación era apretarse el cinturón para combatir los efectos de la crisis del coronavirus. El balance que deja la venta de traspasos es magnífico en cuanto a ventas y también respecto a la bajada de la masa salarial del primer equipo.
Con Bale se marcha su ficha de 12 millones netos, aunque está por ver si el Madrid pagará al final el 50% de su sueldo durante la cesión. Respira el club, que en sus últimas intentonas de sacar a Bale del equipo siempre se encontró con la reticencia de otros equipos a asumir el sueldo de su futbolista.
Dar galones a una nueva generación
Bale se va. La segunda pieza de la BBC, un tridente de leyenda, que abandona el barco. Solo queda Karim Benzema, líder ahora de una nueva generación de futbolistas que piden galones en el Madrid. Si bien Bale ya no tenía relevancia sobre el campo, dejará su '11' a uno de los jóvenes del equipo.
Probablemente sea Asensio o Vinicius el que herede uno de esos dorsales que se asocia siempre a un jugador importante. El claro reflejo de que empieza una nueva era y el futuro ya está aquí.
Un capítulo que se acaba
La salida de Gareth Bale del Madrid es mucho más que el hecho de que se cumpla el deseo de Zidane. Su marcha es decir adiós a su agente Jonathan Barnett, que cada temporada tenía varias intervenciones polémicas, es decir adiós a los incómodos gestos recientes del jugador tanto en el banquillo como en su selección y es acabar con las constantes preguntas sobre su futuro.
La salida de Bale, en estos momentos, es mucho más positiva que negativa para el Madrid. En lo deportivo dejó de aportar hace tiempo y no mostraba signos de resurgimiento a las órdenes de Zidane. Estaba cansado y sin ganas. Fuera del campo se lleva consigo mucho ruido, el propio de una estrella mundial hasta hace no mucho cuya situación cambió de forma radical en los dos últimos años.
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