Arturo Vidal se jugó la expulsión en los últimos minutos de la primera mitad. Entrada dura al tobillo de Lucas Vázquez, merecedora tan solo de amarilla, según el colegiado del encuentro. Nada más señalarse el descanso, el ex del Barcelona fue a pedir disculpas al extremo del Real Madrid.

Al internacional chileno ya se le había visto muy motivado desde el pitido inicial. No hay que olvidar que llegó a ser colocado en la órbita del Real Madrid hace ya varios años, pero finalmente acabó en el Bayern Múnich, después en el Barça y ahora en el Inter de Milán.

Enfrentarse al conjunto blanco supone para 'El Rey Arturo' un extra de motivación y eso ha quedado demostrado visto lo visto sobre el césped del Di Stéfano. Protestas, faltas, juego al límite y esta falta sobre Lucas Vázquez que más que amarilla fue como mínimo naranja y no hubiera pasado nada si Vidal hubiese llegado a ver la roja por esta acción.

Bien es cierto que el mediocentro fue directo al de Curtis para disculparse por la fea entrada cuando Clément Turpin señaló el descanso. La buena noticia es que el extremo, ahora reconvertido a lateral, gallego pudo continuar sobre el terreno de juego una vez comenzó la segunda mitad.

Arturo Vidal ya dejó claro en la previa que tenía 'ganas' al conjunto blanco. "Estuve dos años en el Barça y los partidos ante el Madrid siempre son lo máximo, me encantaría mañana celebrar un triunfo con el Inter y también con la gente de Barcelona", señaló el chileno en rueda de prensa.

Primera mitad intensa

El partido comenzó con un toma y daca por parte de los dos equipos. Golpeó primero el Real Madrid gracias a un gol de Karim Benzema, tras un error de bulto del exfutbolista merengue Achraf Hakimi. Poco después fue Sergio Ramos el que puso tierra de por medio en el marcador.

Así llegó el capitán a la escandalosa cifra de 100 goles con el Real Madrid. El primer defensa puro en conseguir este hito. Pero el Inter también tenía mucho que decir en el partido y fue Lautaro Martínez el que colocó el 2-1 en el marcador antes del tiempo de descanso. Mucho morbo y mucho en juego en el Di Stéfano. Ninguno quiere o puede perder, el billete de octavos está en el aire.

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