Luis Fabiano fue, durante su mejor etapa, uno de los delanteros más temidos de LaLiga. Monchi lo descubrió en Brasil y se lo trajo a Sevilla convencido de que había encontrado a una joya. Y terminó teniendo razón a pesar de que sus inicios no fueron nada fácil en el club hispalense, repletos de suplencias y falta de confianza.
El director deportivo del Sevilla FC estuvo mucho tiempo siguiendo al delantero para cerciorarse de que se trataba de verdad de un jugador que podía llegar al primer nivel. Uno de esos fichajes que llevaban su sello y que terminan sorprendiendo a toda la afición de Nervión. Jugadores casi desconocidos para el gran público que terminaban convirtiéndose en ídolos.
Luis Fabiano consiguió convertirse en uno de esos ídolos a pesar de unos comienzos muy complicados. Formó junto a Frederic Kanouté una delantera de ensueño que llevó al Sevilla a pelear con los más grandes y a ser un icono en toda Europa. Fueron los primeros grandes éxitos de verdad que forjaron los mimbres del gran equipo que es hoy en día el conjunto que entrena Julen Lopetegui.
Sin embargo, el fichaje de Luis Fabiano fue algo atípico. No respondió a la operación estandar que el Sevilla ha hecho una y otra vez jugadores jóvenes que llegan y se marchan dejando un gran beneficio. Se desmarcó de la línea seguida por otros como Dani Alves, Julio Baptista, Ivan Rakitic o los canteranos José Antonio Reyes o Jesús Navas. Luis Fabiano exprimió todo su fútbol en el Sánchez-Pizjuán y hasta fue el '9' de Brasil.
"Monchi me seguía desde hacía mucho tiempo, él tiene mucha confianza en el Sevilla y su paciencia conmigo fue lo que me hizo quedarme más tiempo", aseguraba el delantero brasileño, que considera al directivo sevillista como una persona clave en su carrera, especialmente en Europa.
Luis Fabiano no olvida esos inicios que fueron complicados y recuerda cuál fue el día en el que todo cambió: "Al principio lo pasé mal: jugué un partido, fui suplente en dos. El técnico no era un fanático de mi juego. Antes de la final de UEFA fui a hablar con Monchi para volver a Brasil, pero me dijo que no me iría, que cumpliría mi contrato. En esa final marqué un gol y empecé a crecer junto al equipo".
El brasileño era parte de una plantilla increíble del Sevilla, una de las mejores de su historia y en la que poco a poco se hizo un nombre hasta ser la estrella: "Fue excepcional. En una plantilla de 26, cuando había selecciones, se quedaban solo cuatro jugadores".
La llamada del Madrid
Esa popularidad y ese liderazgo le llevó a llamar la atención de los grandes clubes europeos a pesar de que el Sevilla FC no estaba dispuesto a dejarle salir. Tuvo que rechazar incluso a la llamada del Real Madrid: "Cuando estaba en el Sevilla, recibí ofertas del Real Madrid y el FC Barcelona", ha confesado para un medio de su país.
Sin embargo, esas puertas se cerraron, como poco después hizo la del Milan: "El presidente del Sevilla renovó conmigo, diciendo que podía irme el año que viene. Luego estuve cerca de ir al Milan. El contrato estaba bien y los números cerrados, pero el presidente fue y pidió más dinero. La directiva del Milán estaba jodida y acabó llevándose a Ibrahimovic. Yo también estaba jodido. Al tiempo me lesioné y volví a Sao Paulo en 2011".
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