Royston Drenthe siempre tiene cosas que contar sobre su carrera deportiva. El que algún día fuera la promesa neerlandesa que en 2007 fichaba por el Real Madrid acabó en un continuo bucle de experiencias de lo más singulares. Tras ser cedido por el equipo blanco al Hércules y luego irse al Everton, en 2012 se terminaba su contrato con el Madrid y se quedaba sin equipo. Se fue a su Holanda natal y allí le convencieron para jugar en Rusia.
Drenthe, que tras acabar su relación con el Madrid se fue a su casa a gestionar su tienda de ropa, fue tentado por varios miembros del Spartak V-kavkaz ruso y le convencieron para volver al fútbol. "Estos tipos venían a verme y me querían. Fueron a Rotterdam, a mi tienda de ropa a por mí. Había ganado varios kilos y les dije: 'No va a salir. No lo haré'. Pero vinieron hasta cinco veces más. Al final, nos reunimos en el Hotel Marriott y les dije que lo haríamos y firmé con ellos", cuenta en el diario neerlandés Rijnmond.
"Solo pensaba '¿cómo voy a arreglar esto?' (sobre su estado de forma) Odié volver pero me ayudaron mucho para que lo consiguiera", recuerda sobre aquella pretemporada. Y al poco de empezar logró un hat-trick: "Fue la guinda del pastel y una forma de agradecerles su ayuda para prepararme", admite.
Sobre la vida en Rusia, poco tenía que ver con su estilo que acostumbraba en los últimos años: "La experiencia me enseñó mucho. Mira donde estoy ahora. Vladicáucaso no era un sitio perfecto. Era una ciudad rota. No podías hacer nada demasiado divertido por ahí aunque tuvieras un montón de dinero", afirma.
Aunque Drenthe pudo hacer amistad con otros jugadores de la liga rusa como Samuel Eto'o o Boussoufa. Y en una de sus comidas en el Restaurante Maradona se gestó su siguiente paso: "A veces comíamos allí. El dueño era también el dueño del Reading y así acabé allí. Una locura, ¿verdad? La pasta estaba buenísima. ¿Si tomaba vodka? A veces, si. Allí es algo básico. No era nada problemático. Incluso en el autobús de los jugadores había vodka. Así es Rusia, ya sabes..."
En la actualidad
En el Reading, finalmente, no le fue bien. Pasó por el Sheffield Wednesday, luego se fue a la liga turca, de ahí al Baniyas de Emiratos Árabes y, tras 'retirarse', regresó al Xerxes Zondag neerlandes. En julio de 2018 fichó por el Sparta de Rotterdam y desde agosto de 2019 está en el Kozakken Boys: "Me siento cómodo en este equipo. Es un ambiente agradable con gente agradable y un buen grupo de jugadores. Físicamente estoy a punto, a pesar de que me estoy haciendo mayor", dice a sus 33 años.
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