"C'est fini". Con esas palabras, Iker Casillas ponía punto y final a su etapa como futbolista del Real Madrid tras 25 años defendiendo su escudo. Fue un 12 de julio de 2015 en la sala de prensa del Santiago Bernabéu. Se trató de un acto austero en el que solo estuvieron los fotógrafos, los periodistas y el protagonista del día. Nadie más. Ni compañeros, ni directivos, ni la afición. Solo él en un mar de lágrimas y los aplausos de los allí presentes.
Casillas se iba a por la puerta de atrás. "Por encima de recordarme como buen o mal portero, sólo espero que me recuerden por ser buena persona, con mis defectos", pedía entonces. Aunque aquel día no quiso cerrarse las puertas a volver: "No voy a decir adiós porque seguramente sea un punto y seguido. Allá donde vaya seguiré gritando 'Hala Madrid'". Algo más de cinco años después, Iker vuelve al Real Madrid.
El Real Madrid ha confirmado este martes una noticia que era un secreto a voces y que se esperaba desde hace meses. Iker Casillas regresa al club para unirse a la institución, en su primera misión, como adjunto al director general de la Fundación Real Madrid. En sus primeras palabras, Iker ha dejado claro lo que significa para él este nuevo paso en su vida: "Orgulloso de volver a casa", exclamó en redes.
El regreso de Casillas supone cerrar un círculo. El final de un camino que arrancó con el triste adiós a una leyenda que nunca debió ocurrir. Al menos, no de esa forma. Mucho se ha hablado a lo largo de los años de cómo se despidió Iker, buscando un culpable -club o portero- y comparando cada vez que un mito del Barça o Atleti se iba bajo el cariño de su gente, de la entidad, y arropado por la afición.
Con Casillas no fue así. Se cometió un "error", como él mismo reconocería hace unos meses. El tiempo lo cura todo e Iker ha podido reflexionar: "Pocas veces hablé de mi salida del Real Madrid. Di una rueda de prensa en solitario, error, y me fui. Cinco años han pasado ya desde entonces. Cinco años que cruce la frontera que me llevó a nuestro país vecino: Portugal. Necesitaba volver a sentirme otro. [...] Y para ello hay mejorar lo físico y lo mental. Y esto último era importante. En Oporto lo volví a sentir. Que no os cuenten otras cosas", decía en mayo. "Volveré", apostillaba en un hashtag.
Cuenta Casillas en el documental Colgar las alas, que emite este viernes su último capítulo, el que trata su salida del Real Madrid, por qué se fue: "Me cansaba estar todo el día en las noticias. Llega un punto que dije: 'Hasta aquí. Yo no tengo más ganas de aguantar esto a mis 34 años y se acabó'". Ponía en aquel entonces final al camino que empezó cuando solo tenía 9 años y que ahora, con 39, lo retoma.
El infarto de Iker
¿Qué ha cambiado en cinco años? Pues además de correr el tiempo, a Casillas le cambió la vida el 1 de mayo de 2019. El infarto que sufrió en Oporto durante un entrenamiento y que casi le cuesta perderlo todo le hizo cambiar su perspectiva en lo que le rodeaba. Tenía que poner las cosas en orden una vez recuperado y entre ello estaba aquel mal recuerdo.
Un día después de la rueda de prensa en la que Casillas dijo adiós, se quiso arreglar la escena. Ahora sí, Iker, que quiso el día anterior irse solo, tuvo a su lado a Florentino Pérez y pisó por última vez el césped del Santiago Bernabéu. Pero lo que había sucedido 24 horas antes quedó grabado casi como un remordimiento en las cabezas de ambas partes.
Casillas tenía que reconciliarse con el club que le llevó a la cima y al que, para ser justos, también dio tanto con sus paradas milagrosas. Tenía que reconciliarse con el madridismo, dividido el día de su marcha desde su guerra con Mourinho y que ahora le recibe con los brazos abiertos. Hacía falta darse un respiro en una relación que se había extendido por 25 años con capítulos (muy) gloriosos y otros algo oscuros. Hacía falta un tiempo.
Algo dentro de él y dentro del Real Madrid dijo siempre que algún día sus caminos se debían volver a encontrar. Para honrar todos los grandes recuerdos y triunfos (entre ellos, tres Champions y cinco Ligas) que consiguieron juntos. Algún día se debía quitar ese mal sabor de boca que dejó a todos aquella solitaria despedida entre lágrimas.
El Real Madrid y Casillas se extendieron la mano al mismo tiempo. En este 2020 tan intenso, los dos se dieron cuenta de que era el momento y qué mejor forma de despedir el año que con ese 'abrazo'. Casillas vuelve a ser del Real Madrid, aunque en realidad nunca dejo de serlo. El Real Madrid reconoce su figura, aunque nunca se olvidó de él. La guinda llegará cuando, algún día, el Santiago Bernabéu pueda volver a corear el nombre del santo, 'San Iker'. Entonces, la vida será justa con Iker y el Madrid.
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