El partido entre el Real Madrid y el Atalanta que se disputó el pasado miércoles en la ciudad de Bérgamo dio para mucho. Entre otras cosas, para ver un golazo increíble de un jugador muy poco acostumbrado a desempeñarse en estas facetas. Mendy dio la victoria al equipo blanco con un sensacional disparo desde fuera del área, a la salida de un córner y con la derecha. Sin lugar a dudas, bastante increíble.
Sin embargo, no fue lo único realmente llamativo que dejó el choque. También se pudo ver el debut de jugadores como Hugo Duro en Champions, quien cumplió un sueño de la infancia. Las bajas del equipo blanco provocaron que el ataque quedara completamente desmantelado y que Zidane tuviera que poner sus ojos sobre el Real Madrid Castilla.
No fue el único jugador que se activó en la causa de salvar la línea ofensiva de los blancos, ya que la sorprendente titularidad de Isco sumó un soldado más para la causa de Zidane. El malagueño tiene ahora ante sí la oportunidad de volver a ser importante con la posibilidad de pelear por su continuidad o de demostrar ante toda Europa que puede tener sitio en un grande.
Pero por encima de todas esas peculiaridades, llamó la atención el tremendo jaleo que está viviendo el Atalanta en su vestuario. Los problemas de algunos jugadores con Gasperini, que no se han solucionado con la salida del 'Papu' Gómez al Sevilla, son una gran amenaza que lleva acechando la estabilidad del equipo italiano durante toda la temporada y que podría terminar yéndoseles de las manos.
El gran señalado tras el partido con el Real Madrid fue Josip Ilicic, uno de los mejores futbolistas del conjunto bergamasco, repleto de calidad, talento, gol, pero también con un carácter un tanto díscolo y que sin duda no congenia con el de Gian Piero Gasperini. El delantero esloveno de 33 años saltó al terreno de juego en el minuto en el minuto 56 para dar descanso a un Luis Muriel que se pasó toda la primera parte corriendo de un lado a otro.
La expulsión de Freuler en el minuto 17 mermó la capacidad física del Atalanta y la lesión de Duvan Zapata en el minuto 30 provocó que el colombiano se quedara solo ante el peligro en el ataque, completamente aislado. Tras casi 60 minutos de derroche, no pudo más y se tuvo que ir a la caseta, dejando su lugar a Ilicic. Sin embargo, el esloveno no estuvo a la altura.
A pesar de su enorme calidad, Ilicic no se tomó uno de los partidos más importantes en la historia del club con la responsabilidad que merecía la ocasión. Por ello, tras mostrar su desgana, su apatía, perder varios balones y acertar en muy poquitas acciones, fue sustituido en el minuto 86. Solo estuvo treinta minutos sobre el terreno de juego. Algo sin duda muy pocas veces visto.
Gasperini no dudó en mostrar su enfado con él durante y después del partido. Y pasados unos días, el cabreo del entrenador no se ha esfumado: "No le dejaré jugar más en estas condiciones. Tendré que verlo muy bien en el entrenamiento para que pueda volver al campo. Se habla demasiado de él, pero el equipo está bien también sin su ayuda". Así se ha expresado en la previa de su partido de Serie A frente a la Sampdoria donde se juegan entrar en Champions.
Dolido con el árbitro
Respecto al partido contra el Real Madrid, Gasperini fue preguntado sobre la posible decisión que los blancos podrían tomar de reclamar la tarjeta amarilla mostrada a Casemiro. El brasileño no podrá estar en la vuelta si no se le retira esa cartulina: "Once contra once habría sido otro enfrentamiento, nos lo arruinó. ¿El Madrid va a recurrir la amonestación a Casemiro? Hace bien, no era amarilla, no le tocó. Eso sí, quisiera saber cuántas cosas deberíamos recurrir nosotros…".
Gasperini, quien cree que su equipo todavía tiene opciones ante los blancos, está preocupado por el cansancio acumulado de los suyos: "Jugar con uno menos ante el Madrid durante más de 70 minutos pasa factura, pero el partido con la Sampdoria es demasiado importante. Son los últimos compromisos antes de que el calendario empiece a darnos algo de descanso para recuperar mejor".
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