5 de febrero de 2021. Seis días antes el Real Madrid había perdido contra en el Levante en el Di Stéfano y Zinedine Zidane se volvía a sentar frente a la prensa tras cumplir su cuarentena por coronavirus. El de Marsella estaba enfadado y no hizo el mínimo intento de ocultarlo. No lo estaba con sus jugadores, sino con el trato que llevaba recibiendo su equipo toda la temporada. Aquel día pasó algo extraordinario.
14 de abril de 2021. El Real Madrid visitaba Anfield con un 3-1 a favor en cuartos de Champions y tras haber ganado también al Barça días atrás. Los futbolistas blancos, que habían sido llevados al límite, sobrevivieron como héroes y con un grito al cielo celebraron el pase a las semis. Se cerró el círculo, el del cambio del equipo de las trece Copas de Europa al que quisieron dar por muerto con media temporada por delante.
Zidane vuelve a ganar. Como siempre. No hay nadie en este planeta que crea más en sus jugadores que él. Y si dice aquello de "dejadnos pelear a esta plantilla" es porque confía más que ninguno en remontar una temporada cargada de baches, desde el calvario por las lesiones y los positivos a la renovación de Sergio Ramos, pasando por las salidas de Jovic y Odegaard y los eternos rumores sobre su propio despido.
Pero a falta de mes y medio para acabar la temporada, el Real Madrid está a tres partidos de ganar La Decimocuarta y con ocho jornadas por delante para recortar un punto al Atleti y aguantar el pulso al Barça para conquistar su 35ª Liga. Es la magia del Madrid de Zidane (la 'flor' dirían algunos), capaz de remontar todo un año por orgullo y un hambre insaciable de títulos pese a haberlo ganado todo por haber.
La Odisea del Madrid
Algún día se contará la historia de este Madrid como si de una epopeya se tratara. Un argumento que podría ser el de La Odisea, perfectamente. Un equipo que zarpó con lo justo en verano tras ganar la batalla de La Liga, sumido en los efectos de la crisis por la pandemia y que tuvo que enfrentarse a todo tipo de peligros y aventuras para llegar a su objetivo: pelear por los títulos en la fase final de la temporada. Odiseo es Zidane, quién sino, al frente de su barco ya sea que siga navegando o amenace con hundirse.
Decidme a la cara que me queréis cambiar. Pero hay que decirlo, no solo por detrás...
Volviendo a aquella rueda de prensa de Zidane que lo cambió todo, en la que el francés se desató tras llevar "dos semanas encerrado en una jaula", dijo también algo sobre su propia figura: "No estoy contento de que me pregunten tras cada mal partido lo mismo, creo que no merezco este trato", reclamaba a la prensa sobre los rumores de su salida. "Decidme a la cara que me queréis cambiar", pedía un entrenador acostumbrado a que se le menosprecie con apodos tan punzantes como 'El Alineador'.
La realidad es que es Zidane el que se mantiene de pie sobre sus rivales. Simeone se ha dejado en Liga una ventaja de puntos mayúscula sumando solo cuatro victorias en las últimas once jornadas. Koeman solo supo llevar en volandas a su equipo hasta que se le puso el Madrid en frente. Y, por supuesto, ninguno de ellos sigue con vida en Champions desde hace un mes cuando cayeron en octavos contra Chelsea y PSG, respectivamente.
Se podría decir que el trabajo de Zidane está cumplido, habiendo acumulado una racha de 11 victorias y tres empates sin conocer la derrota desde el día que el Madrid cayó ante el Levante sin él en el banquillo. Rediseñando su equipo por las lesiones que se cebaban con la plantilla. Recuperando a jugadores como Vinicius, Nacho o Asensio para la causa. 'Descubriendo' a otros como Militao. Pero el Madrid no consiste en eso. En el Madrid solo vale ganar y en esas está Zidane. Al menos, ahora sí, que le dejen pelear.
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