La selección japonesa, de la mano de Take Kubo, sorprendió a México, desarbolada por la velocidad y la disciplina del anfitrión, en el compromiso de la segunda jornada del grupo A, que deja en el aire el futuro en el torneo del conjunto que dirige Jaime Arturo Lozano.
Japón dejó más que encarrilado el partido antes del cuarto de hora inicial, cuando marcó sus dos goles. Después supo controlar el intento de reacción de su rival que solo pudo acortar las distancias a cinco minutos del cierre.
Tras unos primeros compases en los que México encaró la portería japonesa con cierto peligro, llegó el primer mazazo japonés, en el minuto 6, cuando Kubo, el futbolista del Real Madrid, culminó una combinación con un potente lanzamiento que entró junto al poste izquierdo de Guillermo Ochoa.
En el minuto 11 y tras la revisión del VAR, el árbitro señaló penalti a favor de los nipones. La pena máxima la lanzó Ritsu Doan, jugador del PSV Eindhoven neerlandés, por el centro de la portería para conseguir el 2-0.
La selección mexicana, tras encajar el duro y doble golpe, con el marcador en contra por 2-0 cuando todavía no se había disputado el primer cuarto de hora de partido, redobló esfuerzos y comenzó a dominar el balón, aunque sin demasiadas oportunidades de gol.
En el minuto 43 México sufrió otro contratiempo con la lesión de Eric Aguirre que tuvo que ser sustituido por Vladimir Lorona.
Fruto del dominio americano llegó la mejor ocasión, en el minuto 45, con un lanzamiento de Sebastian Cordova que salió ligeramente desviado.
En la continuación, Japón tuvo que emplearse a fondo para frenar las acometidas mexicanas, aunque también contraatacó con un nuevo disparo de Kubo en el minuto 51.
Tras una fase de mayor igualdad y con ambos equipos recompuestos para el final del choque, llegó otro mazazo para los americanos ya que Johan Vasquez vio la tarjeta roja directa por una entrada, en el minuto 68, en una decisión un tanto estricta del colegiado portugués.
Con diez jugadores en el campo, México tiró de orgullo para intentar seguir en el partido, pero no tuvo demasiadas oportunidades de gol, al tiempo que Japón demostró que cada vez tiene más empaque en partidos de nivel.
Con los cambios en la delantera, el seleccionador japonés Hajime Moriyasu intentó fortalecer su defensa y dejar pasar lo minutos pero un garrafal fallo de su portero, Kosei Tani, permitió a Roberto Alvarado convertir un lanzamiento libre, por el centro de la portería, en el minuto 85, que significó el 2-1.
Hasta el final del partido y en los 4 minutos de prolongación, México tocó a rebato y arrinconó a los locales, aunque el marcador ya no se movió.
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