Nicoló Barella (Cagliari, Italia, 1997) resistió a la desbandada general de este verano del Inter. Nombrado el mejor centrocampista de la pasada Serie A y después de completar una Eurocopa de ensueño en la que Italia se encumbró como la nueva reina de Europa del deporte rey, afronta una dura temporada con el conjunto interista. Las bajas de este último mercado de fichajes han dejado tocada a una entidad que sigue sofocada por el yugo del control económico de sus nuevos dueños para reducir la millonaria deuda.
Barella, de 24 años y ya padre de tres hijas, es referencia de su equipo, así como lo fue en la selección este verano. Si Mancini y Conte confiaron sus centros del campo a este centrocampista menudo de 1,72, 'Pipo' Inzaghi no ha sido menos. Si Italia lleva una gran racha de partidos sin perder es por su control del juego y trata de llevar a buen puerto a este Inter en esta etapa nueva que ha comenzado el conjunto milanés. Si la temporada pasada no consiguieron pasar de la fase de grupos, la exigencia en esta temporada será sacarse esa espina.
Barella es un futbolista incombustible. Sabes cuándo empieza, pero no dónde termina. El italiano tiene una actividad altísima en los partidos del Inter. Es un soldado. Cumple órdenes. No hace preguntas. Y desde su posición en la primera línea de fuego, que es donde corre a situarse en cada acción colectiva del equipo, prepara el terreno para que este conjunto interista pueda desplegar toda su artillería. El centrocampista se sabe perfectamente la teoría y acompaña todo eso con un carácter duro y resistente en el fervor que él mismo provoca con sus acciones.
En contra de todos los estereotipos sobre el fútbol defensivo y físico italiano, mucho mas apegado a Pirlo que a Gatusso o De Rossi, Barella ha traído un aire fresco al fútbol transalpino. Nicolò es un jugador adaptado al fútbol moderno, explosivo y que ataca los espacios para dominar todas las facetas de la sala de máquinas en su equipo y selección. Sin embargo, huye del prototipo de futbolista moderno, en el que parece que el físico se ha convertido en un aspecto más importante que la calidad y el toque de balón.
Ídolo sardo
El Inter de Milán pagó 45 millones de euros por él, cuando algunos lo vieron una barbaridad. Pero es que ese jugador en 2018 ya estaba en la selección de Mancini jugando incluso en el Cagliari. La temporada pasada dio 13 goles a sus compañeros en el Inter y su objetivo es seguir potenciando a Lautaro y a sus nuevos compañeros que vinieron a dejar el vacío de Lukaku, 'Tucu' Correa y Edin Dzeko. Salido de la escuela de fútbol de otro ídolo del fútbol italiano, Gigi Riva, quiere dar ahora el salto con su club.
Procede de familia de clase media: su padre supo desde el principio que tenía cualidades para el fútbol. Su madre, creía que lo suyo iba a ser el baloncesto, a pesar de ser bajito. A los 3 años y medio, Barella ya entrenaba con el balón. Era un niño humilde y tímido pero no le importaba pedir autógrafos a sus ídolos. Con 9 años empezó a jugar en las categorías inferiores del Cagliari e hizo su debut profesional en un partido ante el Parma en 2015. Ese jugador solo ha hecho que progresar y este miércoles tendrá los focos de la Champions League para demostrar lo que ya hizo en la pasada Eurocopa.
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