"El empate nos sabe a poco, sobre todo después del resultado de uno de nuestros rivales. Es un resultado un poco amargo porque es en casa y si pierde un rival directo quieres ganar los tres puntos". Las palabras de Thibaut Courtois tras el Real Madrid - Villarreal reflejaban el sentir del vestuario blanco después de dejarse dos puntos en el Santiago Bernabéu y desaprovechar una gran oportunidad.
El Real Madrid se presentaba en casa, su tercera vez en un Bernabéu en obras, con una misión: abrir brecha en el liderato. El Atlético de Madrid había caído horas antes, inesperadamente, en su visita contra el Alavés y eso dejaba en manos de los de Carlo Ancelotti ampliar su diferencia de puntos hasta cinco. Al final, se quedó en tres por un empate a cero en un partido que pudo acabar incluso peor para los locales.
Jarro de agua fría tras la buena dinámica en la que llegaba el Real Madrid de los últimos partidos. El once de Ancelotti ya dejó algunas dudas y sobre el campo se vio cierto desequilibrio en el equipo que se acabó pagando contra el plan de un astuto Unai Emery.
Los laterales
El Madrid tiene un problema con los laterales esta temporada. Las lesiones (Carvajal, Ferland Mendy y Marcelo) han dejado sin laterales puros al equipo y solo el canterano Miguel Gutiérrez es una alternativa natural, en la izquierda, a día de hoy. Aún así, Ancelotti sigue dudando de dar paso al chico del Castilla en días de alto voltaje y prefirió hacer cábalas para configurar sus bandas.
Nacho a la izquierda y Valverde a la derecha. No funcionó ni uno ni otro. El experimento del uruguayo no funcionó y Nacho, desbordado ante el huracán Yeremi Pino, no mejoró el papel que hubiera podido realizar Miguel.
Presión sin Valverde y Camavinga
Emery supo cómo golpear al Madrid, sobre todo, en la primera parte. Ancelotti quiso mantener la presión que se vio ante el Mallorca, pero sin contar con Valverde (en el centro del campo) ni Eduardo Camavinga. Con Casemiro y Modric (Asensio partía por delante) es imposible seguir ese ritmo y el Villarreal encontró un agujero cuando los blancos estaban sin balón.
A día de hoy, el juego del Madrid no se entiende sin un Valverde o un Camavinga, o ambos. El físico cada vez manda más en el fútbol actual y estos dos chicos, con una media de 21 años entre los dos, van sobrados de eso. Y si no están, al menos, ha quedado claro que hay que cambiar el plan.
El bajón de Casemiro
Otro motivo de que el centro del campo blanco se descuajeringara fue la actuación de Casemiro. Le está costando físicamente en este inicio de temporada y ayer, donde la exigencia era máxima, lo paso realmente mal. Los primeros 45 minutos fueron una sufridera, aunque tras el descanso mejoró algo (motivado por la ayuda de Camavinga). Fue víctima de la mala presión blanca.
Al lado de un Modric fundido, el centro del campo no funcionó. Lo de Casemiro necesita solución y su descanso contra el Mallorca parece que no fue suficiente. La noticia positiva es que este año tiene la ayuda de Valverde y Camavinga y Antonio Blanco espera también su oportunidad.
Los cambios no funcionaron
El Madrid se ha aprovechado de los cambios en varios momentos de lo que va de temporada. Ancelotti ha estado acertado en partidos como los del Inter o el Valencia y ayer, incluso, pareció que iba a ocurrir lo mismo. La entrada de Camavinga en el descanso hizo mejorar al equipo, pero no pasaría lo mismo con los dos que entraron después y se dejó dos cambios sin hacer.
Hazard e Isco fueron los que entraron al campo, en el 73' y en el 81', respectivamente, pero no ofrecieron nada diferente al equipo. El belga va poco a poco y cada vez entra más en el juego colectivo, pero individualmente, su punto fuerte, le falta confianza. Se echó en falta un cambio en los laterales (la entrada de Miguel) y algunos se acordaron de Luka Jovic para añadir más arsenal arriba.
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