El Real Madrid vivió un partido complicado en el Martínez Valero. Terminó encontrando el camino de la victoria y del paso a cuartos de final, pero lo hizo con sufrimiento. Fue una noche de altibajos y de mucha tensión, pero que sirvió para seguir haciendo fuerte a un vestuario que quiere pelear por todos los títulos. Un paso más en la Copa del Rey que además dejó algunos nombres propios como el de Isco Alarcón.
El futbolista malagueño no salió elegido en las rotaciones de Carlo Ancelotti. Lunin entraba en portería por el indispuesto Thibaut Courtois. Lucas Vázquez lo hacía en lateral derecho por Dani Carvajal, Marcelo en el izquierdo por Mendy y Nacho completaba la defensa para cubrir la baja de Militao, sancionado por su expulsión en la final de la Supercopa de España. En el centro del campo aparecían también Fede Valverde y Eduardo Camavinga en lugar de Modric y Casemiro. Y en la punta de ataque, Luka Jovic sustituía a Benzema.
El partido no resultó según lo esperado por el técnico italiano del Real Madrid, que se vio obligado a introducir dos variantes propias del once titular habitual. Luka Modric y Casemiro salían a escena, pero la situación no mejoraba. Y por último, Isco, que sustituía a Luka Jovic en un cambio realmente extraño.
El conjunto blanco, que buscaba el gol de manera desesperada, pasaba a jugar sin delantero centro y era el malagueño quien hacía las veces de falso nueve. Ahí se alternaba junto con las apariciones de Rodrygo y Vinicius en velocidad. El de Arroyo de la Miel, sin saberlo, terminaría siendo decisivo.
Pero eso sucedió en la prórroga. En el minuto 103, Isco controlaba un balón en la banda derecha. Tras intentar sacar algo productivo e ignorando el apoyo de Eden Hazard por detrás, terminaba perdiendo el balón en una acción un tanto infantil. El Elche montaba la contra pillando al Real Madrid desprevenido y con su defensa deshecha.
El devenir de la jugada terminó dejando a Tete Morente con claras opciones de encarar a Lunin para hacer el primer gol del partido. En ese momento, llegó Marcelo por detrás para robarle el esférico. Sin embargo, Figueroa Vázquez interpretó que el brasileño no había tocado el balón, sino que había cargado al atacante del Elche, derribándole y haciéndole falta. Por ello, decidió expulsar al capitán blanco.
Desde el VAR tampoco quisieron ayudar a corregir el fallo del árbitro. Las imágenes de televisión mostraban claramente cómo Marcelo limpiaba el balón a Morente sin trabarle. Pero aun así, la decisión fue inamovible. Tras el saque de la falta, Verdú marcó y el Elche ponía contra las cuerdas al gran favorito al título. 1-0 en el minuto 103 y los de Ancelotti con uno menos.
Isco arregla el fallo
Esa fue la jugada que dejaba señalado a un Isco incapaz de generar en ataque y que tampoco pudo ofrecer una reacción en defensa, ya que su tímida carrera para detener la contra fue inservible. Sin embargo, el malagueño se guardaba un truco de genio para cambiar el destino del encuentro.
Tan solo cinco minutos más tarde, tras una jugada de rebotes en el área del Elche, Dani Ceballos metía un balón al corazón de la zona de castigo. Ahí aparecía Isco, habilitado por la posición del último defensor ilicitano, para poner el empate con una auténtica diablura. Lo que parecía que había sido un simple rebote que le había pillado allí en mitad, en plena trayectoria del balón, era todo lo contrario.
Sacando su punterita a pasear y viendo la colocación del meta Werner, Isco dejó un detalle de absoluto mago, cambiando el curso del esférico y pillando a contrapié al portero. Había hecho el empate con un toque sutil. Era el gol que iniciaba una remontada que terminaría culminando otro señalado como Hazard. Todo nació en ese gran gesto de un Isco que pasó en cinco minutos de villano, o verdugo, al héroe que inició el camino hacia los cuartos de final.
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