Isco Alarcón no tendrá una vida extra en el Real Madrid a pesar de su importancia para Carlo Ancelotti en esta parte de la temporada. La tuvo al comienzo del año futbolístico también, cuando incluso fue titular en algunos encuentros ante las bajas en el centro del campo. Después desapareció entre lesiones y poca confianza, hasta que en enero volvió a saltar a los campos. Desde entonces, ha pasado a ser incluso el sustituto de Karim Benzema en el ataque merengue.
El aspecto físico en esta cuestión fue clave. Isco contaba con la ventaja de saber lo que iba a pedir Antonio Pintus a la plantilla. El preparador físico italiano es partidario de empezar las pretemporadas 'castigando' las piernas de los jugadores. Por eso Isco siguió un duro plan personal durante sus vacaciones y no sólo se ejercitó con trabajo de acondicionamiento para mantener un cierto tono. Aún así, unos problemas en la espalda le apartaron del grupo, así como su contagio por la Covid-19.
El partido que lo vuelve a cambiar todo es el de Elche. El conjunto blanco, que buscaba el gol de manera desesperada tras un encuentro igualado, pasaba a jugar sin delantero centro y era el malagueño quien hacía las veces de falso nueve. El de Arroyo de la Miel, sin saberlo, terminaría siendo decisivo. Si el gol de los ilicitanos le había dejado señalado, cinco minutos después aprovecharía un balón desdichado en el área para superar a Werner con un golpe de puntera que hacía recordar su magia.
Tras eso, volvería a jugar en esta posición ante el Athletic Club en la eliminatoria que los blancos terminaron perdiendo y sería titular ante el Granada este pasado domingo. Curiosamente, era la primera vez que el malagueño era titular en Liga en el Santiago Bernabéu en la presente temporada. Isco fue uno de los mejores jugadores en entender lo que necesitaba un encuentro que se volvió a trabar. Se marchó ovacionado en el 65'.
Más que el recuerdo
La afición blanca recuerda la presencia de este jugador clave en tres de las cuatro Champions League que han ganado los madridistas a lo largo de la pasada década: en 2014, su entrada más la de Marcelo hizo que los blancos se inclinaran sobre la meta del ahora su compañero Courtois. En 2017 y 2018 aparece en el once titular. Clave fue su actuación en la segunda parte de la final ante la Juventus (4-1), donde se alineó en el centro del campo para que tanto Kroos como Modric pudiesen sumarse al ataque.
Ante el Granada volvió a reivindicarse. Ancelotti, un enamorado de su juego, vuelve a contar con él y confía en él por ser de su guardia pretoriana del pasado. La sensación es que está aprovechando sus poco más de 300 minutos de juego en esta su última temporada. Su salida al final de la campaña es un hecho, cuando acabe contrato. En cualquier caso, Isco Alarcón llegó a 350 partidos con el Real Madrid el pasado domingo y quiere sumar unos cuantos más con los que cerrar su particular 'último baile' de blanco de forma feliz.
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