Lo de este martes es mucho más que un partido para Kylian Mbappé. Sobre sus hombros recaerá el doble de presión en comparación a sus compañeros y es que en el PSG - Real Madrid no habrá nadie más protagonista que él. La mente puesta en su presente en París y el corazón en su futuro en Madrid. La batalla del delantero francés será la más difícil a la que se haya enfrentado en sus 23 años de vida.
El destino le tenía preparado a Mbappé un cruce caprichoso. Era como si no pudiera escapar de él, ya que el primer rival que se emparejó al PSG fue el Manchester United. El sorteo resultó fallido y el Madrid, que lo tenía mucho más fácil al medirse al Benfica, cayó para el conjunto parisino.
Han pasado dos meses del sorteo y el tiempo no ha hecho más que calentar lo de Mbappé. El delantero francés ya superó la barrera en la que su destino únicamente le pertenece a él, siendo libre de negociar con quien quisiera desde el 1 de enero. En público sostiene que no hay nada hecho y no hablará con nadie hasta pasada la eliminatoria, pero no es ningún secreto que su destino es ya inevitable.
En 135 días, Mbappé se despedirá del PSG salvo un dramático giro de los acontecimientos. En París tratan de agotar sus opciones, pero dentro de cada uno de los implicados en esta operación está la sensación de que ya no hay nada que hacer para evitar que el delantero vista de blanco el próximo 1 de julio.
París es el lugar donde confluye todo. El primer cara a cara real entre PSG y Real Madrid tras lo ocurrido el pasado verano. Todo saltó por los aires cuando Mbappé comunicó a principios de verano que quería salir y acto seguido se movió el Madrid. En el Parque de los Príncipes se lo tomaron como algo personal, hasta el punto de dar la imagen al mundo de ser un club capaz de rechazar 200 millones por un jugador con un año de contrato.
Hasta entonces todo había sido medido con precaución desde Chamartín, sin querer hacer un mal gesto que dinamitara la relación con el PSG. Estas se torcieron por el asunto de la Superliga, pero nada comparado a como quedaron tras lo del pasado verano. Aquello le 'salpicó' a Mbappé que, además de quedarse a la fuerza en el PSG, fue castigado por la afición de su club con pitos y abucheos por haber querido irse.
Afición, directivas y futuros compañeros
Llegados a este punto no se puede decir que en París le hayan perdonado. El pasado viernes era uno de los objetivos de cierto sector de la afición del PSG en sus ataques, pero peor parados salían directivos como Leonardo y otros futbolistas como Neymar e, incluso, Messi. Este martes se le exigirá más a nadie para demostrar que su cabeza está en ganar la Champions este año con el PSG y no en su futuro en el Real Madrid.
El nombre de Mbappé también se escuchará en los puntos de reunión de las altas esferas de ambos clubes. El raqueteo desde un lado al otro arrancará varias horas antes del partido, con el tradicional encuentro entre directivas programado para la hora de comer. Misteriosamente, el PSG anuló la cita prevista inicialmente para la cena de este lunes en un lujoso restaurante de París.
Del palcó habrá que trasladarse al campo, donde Mbappé también algún que otro encuentro especial. Si bien había dudas por su lesión, todo apunta a que Benzema podrá dar un abrazo a su amigo en el terreno de juego. También lo hará Vinicius, con quien Kylien tiene buena sintonía lejos de los campos pese a no haber compartido nunca vestuario. Será la penúltima vez que coincida con ellos en el lado contrario del césped.
Tres puntos (gradas, palco y terreno de juego) y en todos ellos un protagonista: el galáctico Mbappé. El momento más tenso de su carrera, en el que si cuaja una gran actuación podrá demostrar que no hay nada que le pueda detener. Difícil imaginar una situación tan en su contra en lo deportivo y extradeportivo. Superado el trance, con final feliz solo para uno de los dos equipos, Kylian tendrá vía libre hasta su destino.
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