Todo giraba en torno a Kylian Mbappé (Bondy, Francia; 1998). Demasiada presión para solo un futbolista de 23 años, se atrevía a pensar alguno en la previa. Difícil imaginar esta temporada un partido más mediático que el PSG - Real Madrid de este martes y la atención se centraba en un solo jugador. El resultado fue una exhibición del que es el mejor del mundo en estos momentos.
Mbappé se salió. Corrió (mucho), desequilibró y torpedeó la portería de Thibaut Courtois. Dani Carvajal, que le hizo un penalti, y Lucas Vázquez, retratado en la foto del gol en el descuento, tuvieron por la noche pesadillas con el bueno de Kylian. Parecía estar escrito que el choque del Parque de los Príncipes debía acabar así. Será porque desde el principio del encuentro el '7' del PSG cogió el guion y lo hizo suyo.
Al mejor futbolista no le elige ni France Football ni la FIFA, le eligen los partidos más grandes. El PSG - Real Madrid lo era y Mbappé se desató. Lo celebró con la euforia que se supone para un momento así y la afición del club parisino, que días antes le pitaba, coreó su nombre como pocas veces se haya escuchado en el Parque de los Príncipes. Su futuro quedó aparcado por una noche.
[Más información: Las claves técnicas del partidazo de Mbappé que hace soñar al Real Madrid con su fichaje]
Lo de ayer fue la demostración de Mbappé de lo que venía diciendo desde septiembre. Fiel a su discurso, lo dio todo para su equipo y tener al Madrid delante, en todo caso, solo hizo que aumentara su motivación. "Dije que iba a darlo todo, había que demostrarlo con acciones", decía el delantero nacido en Bondy tras el partido.
En su cabeza solo está cumplir su sueño, que no es otro que ganar la Champions League. En verano entendía que lo mejor para ello era fichar por el Real Madrid y liderar su proyecto por la próxima década (y su pensamiento sigue siendo ese de cara a la temporada que viene). Pero su presente, aunque fuera forzado, pasa por el PSG y quiere lograr lo que desde 2018 se le viene resistiendo.
El PSG ve escapar a su estrella
Mientras tanto, muy diferente era el ambiente en el palco entre las directivas. Ahí sí se jugaba el partido del futuro de Mbappé. Más que jugarse, se pudo discutir ya que el PSG ha pasado casi a ser un mero espectador que ve cómo sus intentos por renovar a su estrella son en vano. En la comida de directivas se produjo el primer cara a cara entre Nasser Al-Khelaifi y Florentino Pérez desde verano.
Al presidente del PSG habría que haberle preguntado tras el partido si hubiera cambiado la victoria ante el Real Madrid por tener atado a Mbappé. La mano derecha del jeque de Catar, el verdadero hacedor de las cosas importantes del club, estaba nervioso antes del choque. Quería venganza por lo que todos piensan que ocurrirá en cuatro meses, cuando Kylian acabe su contrato en París y tome una decisión por la que lleva mucho tiempo esperando.
Casi no tenemos relación y no voy a dar marcha atrás
Nasser quiso demostrar lo enfadado que está con el Madrid: "Casi no tenemos relación. No voy a dar marcha atrás en lo que pasó. Creo en el fútbol accesible para los clubes pequeños, ellos no piensan lo mismo", decía antes de que rodara el balón y tras la comida de directivas.
El comportamiento de Nasser
Luego en el partido se notó la tensión acumulada en Al-Khelaifi y, en el descanso, protagonizó una escena que no le deja en buen lugar ni a él ni a Leonardo, director deportivo del PSG. Ambos bajaron a la zona de vestuarios tras la primera mitad y metieron presión a Orsato, el árbitro del partido. Los 45 minutos iniciales no habían dado para gran cosa en lo arbitral, pero los directivos del club galo querían dar un toque de atención. Los que se acabaron quejando tras el partido fueron los madridistas, que protestaron que el árbitro pusiera el listón de las amarillas muy bajo.
Queda el segundo asalto, para el que habrá que esperar hasta el día 9 de marzo. Entonces será otra batalla y otro ambiente diferente para Mbappé, Al-Khelaifi y todos los protagonistas de este culebrón. El Santiago Bernabéu empujará al Real Madrid en busca de otra de sus remontadas europeas y, seguramente, recibirá por todo lo alto a Kylian. Los aficionados merengues esperan que sea la última vez que le vean en la Castellana con una camiseta que no sea blanca.
[Más información: Mbappé acaba con el Real Madrid en el último minuto tras la heroica resistencia de Courtois]