"No ha sido un milagro, es '¡hasta el final!' como se dice aquí". Así explicaba Eduardo Camavinga a la televisión francesa lo que para muchos estuvo fuera de toda lógica. En solo unos meses, y a sus 19 años, el centrocampista galo ha entendido lo que es Real Madrid. Lo mismo que Vinicius, Fede Valverde y Rodrygo, ninguno mayor de 23 y todos ellos claves ayer en el Santiago Bernabéu.
Courtois, Modric y Benzema representaron aquello de al Real Madrid nunca hay que darle por muerto. Los 'niños', que se hacen mayores, siguieron el ejemplo de los veteranos y con la energía que a otros les va faltando por la edad tomaron el control en la prórroga que decidiría la eliminatoria contra el Chelsea.
Los cuartos de final de la Champions League han sido la confirmación de que la siguiente generación de estrellas merengues tiene el ADN Real Madrid. Sus cualidades y, sobre todo, el potencial de cada uno llamaron la atención del club blanco en su momento para sus fichajes. Ellos mismos, en su tiempo como madridistas, se han ido empapando del espíritu de los que hicieron historia y que tan bien representa a la casa.
En el vestuario tienen sus padrinos. Benzema lo fue de Vinicius desde el principio, Modric y Rodrygo se llaman 'papá' e 'hijo', Valverde se ha curtido con Casemiro y Kroos y Camavinga ha encajado con un Alaba que parece llevar años en el equipo. A este grupo se une Éder Militao sin discusión y solo hay que ver lo que se notó su ausencia contra el Chelsea.
Camavinga se doctora
Sorprendente es lo de Camavinga. Llegó en verano y en unos meses ha demostrado que los 30 millones que se pagaron por él acabarán siendo una ganga. Recupera balones y rompe líneas como pocos, pero a ello hay que sumar un privilegiado toque que le hace dar siempre los pases con la fuerza y la distancia correcta. Como ya pasó contra el PSG, el Madrid agradeció su entrada al campo contra el Chelsea.
Camavinga resucitó al Madrid por mucho que Kroos se enfadara con el cambio. Al poco de entrar llegó el 0-3, pero ayudó a echar arriba al equipo y ya en la prórroga fue fundamental en la jugada que acabó en el gol de Benzema.
El inagotable Valverde
La dupla Camavinga - Valverde funciona, siendo el uruguayo otra de las claves del cruce. En la ida, jugando en la banda derecha, dinamitó el orden de las líneas del Chelsea. Tuchel aprendió la lección y elaboró un plan para reforzar el posicionamiento del equipo. Fede volvería a ser clave cuando Ancelotti corrigió su posición y le metió por el centro, tal y como jugó el fin de semana contra el Getafe.
En Inglaterra descubrieron a Valverde. No se creían que un jugador que se hubiera tirado todo el partido corriendo tuviera la energía para batir en una galopada a Christian Pulisic, que saltó al campo en el 83'.
Rodrygo dinamita
Arriban brillaron los brasileños. Rodrygo lo hizo nada más saltar al campo. En dos minutos cazó la enésima maravilla en forma de pase salida de las botas de Modric. Lo de Luka es de otro mundo, pero también cabe resaltar lo bien que llegó el delantero al área rival y cómo no falló en su golpeo de primeras.
Rodrygo tiene un vínculo especial con la Champions y ayer quedó claro de nuevo. Luego en la prórroga peleó y alargó posesiones cuando hizo falta y se entregó en defensa.
Vinicius, hasta el final
Vinicius no tuvo un partido fácil. Reece James midió bien con él pese a tener una amarilla casi desde el principio del partido. Benzema, tocado de la espalda, no pudo lanzar su juego como de costumbre. Pero el brasileño tendría guardada una carta que supo usar en el momento más acertado.
Después de no salirle nada durante 96 minutos, no dejó de intentarlo en ningún momento y se sacó otra gran asistencia para Benzema. Dos veces en la eliminatoria asistió de centro Vini y cabeceó a gol Karim. Sociedad perfecta.
[Más información: La fórmula de la eterna juventud de Modric y Benzema: 2 viejos rockeros que hacen bailar al Madrid]