No podía faltar la polémica en un partidazo para la historia entre el Manchester City y el Real Madrid en el Etihad Stadium. Jugada casi al final del choque muy importante para los blancos, ya que el penalti transformado por Karim Benzema volvía a dar vida al equipo de Carlo Ancelotti, especialmente de cara a una vuelta que será apasionante.
La jugada no tuvo muchas dudas. Centro al área del Manchester City y Aymeric Laporte saltó para intentar cortar el esférico emparejado con Karim Benzema. Sin embargo, el defensa del equipo de Pep Guardiola, en su salto, tocó claramente el balón con la mano. El colegiado no lo dudó y señaló el punto de penalti en una acción que fue realmente clara y que no requirió de revisión del VAR.
Era un momento clave del partido ya que el Real Madrid estaba en el alambre. Era una situación crítica donde los blancos necesitaban ese tanto para poder salir con algo de aire de un choque en el que había pasado muchas penurias. Y encontraron su premio en una jugada que, a priori, no tenía mucha más trascendencia.
Falta de Toni Kroos botada al área y Benzema buscaba el esférico por alto. El galo, gran cabeceador, no lo es tanto cuando tiene que ganar balones divididos, ya que su arte está en ponerla en sitios inalcanzables cuando llega en ventaja. Sin embargo, su salto sirvió para despistar a un Laporte que ejecutó mal su movimiento. Un movimiento más físico y mecánico que futbolístico que les salió muy caro.
Jugada sin discusión
El intentar ganar el balón por arriba, Laporte primero la rozó con la cabeza, pero parecía no estar preparado para ese toque, como si hubiera saltado dando por imposible que le fuera a llegar el balón. En efecto, la tocó y eso provocó que ni él mismo controlase su vuelo. Había salto con los brazos abiertos, posición antinatural de libro, y el cuero le impactó de lleno en el brazo.
El árbitro lo vio casi al instante y solo tardó un segundo en procesar la jugada en su cabeza y señalar una pena máxima que había sido realmente clara. Benzema, que había fallado los últimos dos lanzamientos, los ejecutados en Pamplona contra Osasuna, tampoco dudó y tomó la responsabilidad en el momento de la verdad. Ahí sacó toda su magia y con un lanzamiento a lo panenka sublime, puso el tercer parea el Real Madrid que les servía para seguir teniendo aire en esta Champions.
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