El Real Madrid cumplió con el guion previsto. Tenía un partido que se le podía atragantar en el Santiago Bernabéu, pero goleó al Espanyol por 4-0 y pudo dar rienda suelta a la fiesta de celebración del título 35 de La Liga. La explosión de júbilo y felicidad arrancó en el coliseo blanco donde el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, hizo entrega del título a los capitanes merengues, Marcelo y Karim Benzema.
Una vez llegaron ambos al césped, pudieron posar con la copa, levantarla al cielo de Madrid y ofrecérsela al Santiago Bernabéu, abarrotado y excitado ante la gran tarde de emociones que les esperaba. Hubo juego de luces y sonido, lluvia de confeti y vuelta de honor. Después cogieron el autobús descapotable y se mudaron a Cibeles para seguir con la fiesta con decenas de miles de madridistas vibrando con un día muy esperado.