Hace tiempo que Brahim Díaz se consagró como un nuevo ídolo en Milán. El futbolista malagueño dejó el Manchester City para firmar por el Real Madrid. Sin embargo, debido a su juventud y a la alta competitividad, no consiguió encontrar hueco en la primera plantilla madridista a pesar de su gran talento.
Buscando oportunidades, partió hacia Italia para ser uno de los mejores jugadores de la Serie A. Llegó cedido al Milan donde lleva ya varias temporadas rindiendo a un muy buen nivel. Ha participado en la reconstrucción de un club histórico que ha conseguido volver a la Champions después de años de travesía por el desierto.
Ahora, convertido ya en una estrella de la plantilla, ha conseguido establecerse como uno de los protagonistas del fin de semana después de marcar uno de los goles de la temporada y de su carrera deportiva. Al menos, desde que está en Milán. Y no lo hizo en un partido cualquiera, si no en uno de los grandes clásicos de Italia, frente a la Juventus.
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Los rossoneros consiguieron vencer a uno de sus rivales directos por 2-0 y uno de los goles, el segundo, el que cerraba el partido, el que daba toda la tranquilidad a su afición. Sin embargo, antes que calma, lo que llevó a las gradas el malagueño fue la locura, ya que San Siro había sido testigo de un gol antológico.
Brahim apareció desde campo propio para robar un balón. Mal pase horizontal en la salida de pelota de la Juventus y ahí apareció el más listo de la clase para lanzar la carrera. Como si se tratara de un velocista, Brahim saltó al contragolpe y fue dejando uno a uno a todos los rivales que intentaban cogerle.
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También regateó de manera increíble a aquellos que intentaban interponerse en su camino. Se marchó del primer zaguero juventino y avanzó metros. Poco después, evitó la entrada del único defensa que consiguió aguantarle mínimamente la carrera. Un regate sutil y exquisito con el que se adentró en el área.
Ya forzado, pero sin perder de vista la portería, chutó a puerta con fuerza con la diestra, su pierna menos buena. La jugada, propia de un elegido y que recordaba a esas arrancadas que hacía Leo Messi en sus mejores tiempos, estaba destinada a ser gol. Y así fue. Szczesny tocó el balón, pero no pudo detenerlo.
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Una celebración de genio
Brahim había conseguido un gol antológico en el minuto 54 para hundir un poco más a la Juventus de Allegri y consolidar a su equipo como el segundo clasificado de la liga, con los mismos puntos que el Nápoles, un total de 20. Sin embargo, el cuadro de Luciano Spalletti tiene un partido menos disputado. La Juventus, por su parte, cae hasta la octava posición.
El golazo que había metido Brahim le llevó al éxtasis en la celebración. Se quitó la camiseta y mostró la '10' al público de San Siro que estaba enloquecido tal y como lo hizo primero Leo Messi en el Santiago Bernabéu y después Cristiano Ronaldo en el Camp Nou. Un tanto para enmarcar y una celebración que está dando la vuelta al mundo. Una actuación que le sirve a Brahim para decirle al Real Madrid que sigue estando ahí esperando una oportunidad.