Eduardo Camavinga fue uno de los nombres propios del Real Madrid en El Derbi contra el Atlético de Madrid. El jugador francés se está ganando, poco a poco, la confianza de un Carlo Ancelotti que le está guiando por el buen camino. Su protagonismo en esta temporada está creciendo exponencialmente y todo después de que el galo hiciera méritos en el exitoso curso que terminó con la consecución de la Champions en París.
El centrocampista llegado desde el Stade de Rennais ha sabido esperar su momento y eso demuestra un nivel de madurez casi imposible de encontrar en un jugador que acaba de cumplir los 20 años. Aterrizó en el club más exigente del mundo apenas siendo un niño y gracias al talante paternal de Ancelotti, poco a poco se va convirtiendo en uno de los jugadores con mayor presente y futuro del fútbol mundial.
Su aparición en El Derbi contra el Atlético de Madrid, jugando incluso de lateral izquierdo, ha sido su mejor carta de presentación desde que es futbolista del Real Madrid. Y eso que el pasado año fue clave en varias de las remontadas de la Champions ante equipos como el Chelsea o el Manchester City. En partidos rotos y a campo abierto es imparable.
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Poco a poco, va a aprendiendo a ser clave entrando desde el banquillo y también formando en el once titular. A medida que gana más peso en la plantilla y que sus compañeros confían cada vez más en él, Camavinga está sabiendo adaptarse a diferentes situaciones del juego y posiciones en el campo. La polivalencia está siendo una de las armas que más está desarrollando y que une a su velocidad, su potencia y su conducción de vértigo.
Un Derbi de consagración
El Real Madrid consiguió una victoria heroica contra el Atlético de Madrid (3-1) que le sirvió para avanzar de ronda en la Copa del Rey. Los de Carlo Ancelotti ya están en las semifinales y se encuentran a un solo partido de luchar por otro título, el que podría ser el segundo de esta temporada tras la consecución de la Supercopa de Europa en el mes de agosto.
Dentro de esa remontada, la segunda consecutiva que firman los blancos en el torneo del K.O, hubo un momento clave. Fue el minuto 44. Ferland Mendy, que se había retirado por una lesión muscular, dejaba su lugar a Dani Ceballos. Un cambio extraño y arriesgado de Ancelotti, que podría haber optado por sacar a Odriozola en el lateral derecho y mover a Nacho a la banda contraria.
Sin embargo, optó por poner al utrerano en el medio como interior, a Kroos en el puesto de 'cinco' y mover a Eduardo Camavinga desde el pivote hasta el lateral izquierdo. Una posición en la que apenas ha jugado en el Real Madrid, pero en la que sí había brillado en Francia, tanto en el Rennais como en la selección. 'Carletto' se lanzó y, gracias a la madurez de Camavinga, la arriesgada apuesta le salió a la perfección.
Eduardo se consagró en el Santiago Bernabéu en una noche mágica para él y para el madridismo. Al buen partido que estaba haciendo jugando de pivote junto a Modric y Kroos se unió su brillante actuación en el carril izquierdo. Gracias a su fortaleza física, a su capacidad para abarcar campo, a su velocidad y a su calidad con la pelota en los pies, consiguió que el Real Madrid volcase casi todo su fútbol ofensivo por su costado.
Tanto es así que Rodrygo, Fede Valverde o Marco Asensio, los teóricos extremos diestros, tuvieron que venirse también a su banda para poder tocar la pelota. Fue un foco de atracción que no dejó de subir y baja la banda, creando una sociedad muy positiva con Vinicius y generando peligro. Tanto es así que terminó provocando la segunda tarjeta amarilla y la expulsión de Savic que permitió abrir la prórroga para que los blancos hallaran los goles de Benzema y Vinicius, sellando así el pase.
Crecimiento y madurez
Camavinga no lo ha tenido nada fácil en su llegada a Madrid. Aterrizó en la capital siendo un niño y aunque se ganó al Santiago Bernabéu en cuestión de minutos, ha recibido demasiados ataques de ciertos sectores de la prensa, esos que criticaban una inversión más que justificada para el Real Madrid. El futbolista rechazó al PSG y eligió triunfar de blanco.
De momento, sigue adaptando sus características entre la posición de interior y la de pivote. Seguramente, pueda llegar a desenvolverse en las dos a las mil maravillas, algo que hace no mucho parecía imposible. Pero cada día que pasa está más centrado tácticamente. Por eso, en estos últimos partidos está deslumbrando.
Ancelotti apostó por él en la Supercopa de España para darle vitalidad a un centro del campo que pasaba apuros debido al desgaste de Kroos, Modric y Valverde y a la lesión de Tchouameni. Aunque en aquellos partidos contra Valencia y Barça no pudo ofrecer su mejor versión, se camufló dentro de un mal Real Madrid, el golpe no le hizo bajar la cabeza y esconderse, sino que le dio más motivación para llamar a la puerta de Ancelotti con fuerza. Algo que por ejemplo ya hizo en la importante victoria en Zorrilla, donde revolucionó el partido.
Ante el Athletic recordó al Camavinga que cambiaba partidos el pasado curso. Pero ahora apareciendo como titular y en el pivote y recordando a figuras como a las de Fernando Redondo por esa jerarquía, esa conducción, esos pases tensos que aceleraban el juego y esa vocación de esfuerzo tanto defensivo como ofensivo.
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La exhibición de San Mamés le dio confianza y a Ancelotti le sirvió para confirmar que no se equivocaba con él. Camavinga es un proyecto de estrella y ahora mismo parece complicado quitarle minutos e incluso la titularidad en el Real Madrid. Hasta Tchouameni deberá despertar si no quiere que el ciclón Camavinga le pase por delante. Y quien sabe si también un Ferland Mendy en horas bajas y que ha visto como su compatriota cumple a las mil maravillas por el carril zurdo.