Eduardo Camavinga puede presumir de haber conquistado la Champions League antes de siquiera cumplir los 20 años. A la nueva década llegó el pasado noviembre, pero unos meses antes ya se había proclamado campeón de Europa con el Real Madrid. Algo con lo que muchos sueñan y no todos pueden conseguir.
En el Real Madrid sigue ascendiendo y esta temporada, en especial en las últimas semanas, se ha ido ganando un sitio en la rotación cada vez más importante. El futbolista ha recordado con cariño en The Guardian como fueron sus inicios en el deporte, así como también ese hito de La Decimocuarta.
Precisamente, sobre la Champions se ha referido al destacar su momento más especial en el fútbol: "Lo que pasó se quedará conmigo para siempre. Si hay un momento para mí es el gol de Vini en la final, pero es toda la temporada, una muy, muy, muy buena temporada".
"La gente decía que estábamos muertos. Más tarde vi una estadística en la televisión. Está en el partido contra el Manchester City y sale en la pantalla: 99% City está jugando, 1% Madrid. La gente piensa que Madrid está muerto, pero el Real Madrid nunca, nunca está muerto".
De ahí a todo lo que vino después, en especial en el Santiago Bernabéu: "Nunca había visto tanta gente en mi vida. Sentí que todo el mundo estaba allí. No me pone nervioso -estoy bastante relajado-, pero te hace sentir que tienes que darlo todo. Anfield es un campo especial, mítico, y es bueno poder jugar allí al menos una vez en la vida. Pero no hay nada como el nuestro".
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El internacional galo también ha destacado con quién se lleva mejor en el vestuario del Real Madrid: "Karim (Benzema) es especial para mí. Ferland (Mendy) también. Cuando llegué por primera vez, él fue el primero en darme consejos. Y me dicen directo si juego mal. Además, Ancelotti está muy cerca de nosotros. Ha jugado, hace que las cosas sean divertidas".
Se ha referido al núcleo francés y también al centro del campo, creando al mediocentro perfecto: "Me encantaría tener una mezcla de lo que tienen. Me encanta la forma en que defiende Casemiro (ya en el Manchester United), la forma en la que Luka (Modric) corre con el balón y los pases de Toni (Kroos)".
No se ha olvidado tampoco de otro miembro de la medular, con experiencia, pero del 'bando' de los jóvenes: "¿Los pulmones de Fede Valverde? Él es increíble. Estábamos haciendo estas pruebas físicas y es el único que se queda corriendo solo. La relación es buena: somos jóvenes y sabemos que estamos aquí para aprender y las leyendas también lo saben. Nos ayudan y los jugadores jóvenes les tenemos un gran respeto"
Tal vez la fórmula del éxito del Real Madrid es esta mezcla de veteranos y jóvenes con ganas de comerse el mundo. Una transición dulce que no para de dar sus frutos. Aunque no siempre es fácil sentarse en el banquillo. "Puede ser... no soy alguien a quien le guste pasar mucho tiempo en el banquillo. Eso es normal. Los jugadores quieren jugar y yo no tengo mucha, mucha paciencia. Pero sé que tengo que hacerlo", ha afirmado al respecto.
Lo que tiene claro es que quiere y tiene que disfrutar. "Cuando estoy en el campo quiero ganar, pero el fútbol es mi pasión, así que también quiero disfrutarlo. Si no me estoy divirtiendo, no voy a jugar bien. Hay que disfrutarlo", ha sentenciado Camavinga sobre su gran pasión.
Su primer amor
Los primeros años de vida de Camavinga no fueron sencillos: "Yo no tenía ni 2 años cuando fuimos a Francia. No recuerdo nada de eso y no hemos hablado mucho sobre ello". "Las cosas fueron difíciles en Angola; mi familia vino a Francia para tener una vida mejor. Hubo muchas guerras... eso es lo único que me cuenta mi papá. He visto fotos de cuando llegamos a Francia, algunas de mí siendo un bebé en Angola. Mi primer recuerdo es Lille, luego Fougères, luego Rennes", ha agregado.
Ante esta situación, el fútbol se convirtió en una vía de escape: "El fútbol es mi vida. Todos los amigos que he hecho en la vida los he hecho a través del fútbol. Obtuve mi diploma escolar gracias al fútbol también. Tengo mucho que agradecer al fútbol. Mi mamá y mi papá están orgullosos de mí. En parte, soy quien soy gracias al fútbol".
Aunque no siempre su deporte predilecto fue el fútbol: "Empecé joven, pero yo no quería jugar. Al principio solo quería hacer judo. Mi hermano hacía judo y yo quería ser como é. También me gustaba pelear un poco -risas". Sin embargo, su madre prefería que practicase fútbol y su camino se fue enfilando por esa vía gracias a ella y a una mujer de su escuela llamada Fátima.
Además, ha desvelado que su corazón siempre fue blanco: "Cuando era niño miraba en YouTube 'Habilidades de Zidane'. Yo era del Real Madrid y mi hermano del Barcelona". Eso sí, su familia es una piña, pero eso no le libra de las críticas: "Mi padre me dice si cree que juego mal. Sé que cuando llego a casa me está esperando, con ganas de hablar de ello. Mi madre también, pero mi papá siempre dice lo que piensa".
Precisamente, su padre es uno de los que más le mantiene con los pies en la tierra: "Si compro demasiadas cosas, me va a matar". Y es en él del que se acuerda cuando le fallan las fuerzas: "Es una cosa mental. No creo que esté muerto de pie y no lo estoy. Puedo escuchar la voz de mi papá diciendo 'no es tu cuerpo, es tu mente'".
Sobre sus padres ha afirmado que "es bueno que me digan la verdad, así voy a mejorar". Una mejora que se ve día a día con su progresión en las filas del Real Madrid. Por el momento, sigue haciendo historia y lucha por su segunda Champions: "No voy a decir que es normal, pero estoy aquí. No diría que es normal ganar la Champions, pero en mi primer año la ganamos, algo que lo pensaré más cuando sea mayor. Aquí hay una cultura de ganar muchas de ellas".