El Real Madrid es experto en remontadas, es cierto. Sabe voltear una situación cuando parece imposible y es asiduo a dejar con la boca abierta a propios y extraños, pero lo que necesita en esta Liga se parece casi a un milagro más que a cualquier otra cosa. Después de su pinchazo en casa del Real Betis, donde no pudo pasar del empate sin goles, la clasificación arroja una dura realidad para los blancos, y es que prácticamente dijeron adiós a la competición en Sevilla.

Los números dicen que son 9 los puntos que separan al Real Madrid y al Fútbol Club Barcelona, es decir, tres partidos en los que los blancos tendrían que ganarlo todo y los culés no sacar ni siquiera un empate, eso teniendo en cuenta que todavía queda El Clásico de la segunda vuelta de por medio. 

Esta pelea por La Liga, no obstante, va mucho más allá de los números. Las sensaciones que desprenden unos y otros no invitan precisamente a pensar en un volteo de la clasificación, y el calendario más cargado que tiene por delante el perseguidor cambia también el escenario. De hecho, aunque el Real Madrid está obligado a luchar por todas las competiciones hasta el final, puede convertirse en algo inevitable el hecho de que, voluntaria o involuntariamente, priorice un torneo sobre otro.

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Además, hay algunos jugadores que han demostrado estar lejos de su mejor nivel ya no solo en las últimas semanas, sino desde hace tiempo. Las dudas sobre el estado de forma de hombres como Luka Modric, Toni Kroos o Karim Benzema tampoco invitan al optimismo en el Santiago Bernabéu, por lo que son varios los factores que dicen que esta Liga está muy cuesta arriba para el Real Madrid.

La distancia

El Fútbol Club Barcelona se ha ido asentando en el liderato a medida que ha ido avanzando La Liga. Sin practicar un juego espectacular ni mucho menos, pero la fiabilidad defensiva de los culés les ha llevado a mandar en la clasificación con mucha solvencia. La última muestra, polémicas arbitrales aparte por el penalti de Kessie no pitado, fue el partido ante el Valencia, donde los de Xavi volvieron a jugar a medio gas pero sacaron el partido adelante con una victoria por la mínima y sufriendo.

Desde que los azulgrana superaron al Real Madrid en la tabla, los pinchazos de los blancos han ido haciendo más grande la brecha. La semana pasada se abrió un nuevo escenario tras la derrota del Barça en Almería, pero los de Ancelotti no han sabido sacar provecho de este bache y ahora se ven incluso más lejos. 9 puntos, o lo que es lo mismo, tres partidos, parece una distancia demasiado grande de recuperar en lo que queda de competición.

Las sensaciones del Madrid

Este Real Madrid está alternando esta temporada actuaciones sobresalientes con otras mucho más deficitarias que le están costando muy caro. Es un equipo que puede maravillar a un nivel excelso como lo hizo en Anfield ante el Liverpool, pero que puede pinchar también sin apenas poder tirar a puerta como sucedió en los partidos ante el Atlético de Madrid y el Barcelona en el Santiago Bernabéu.

Los disparos del Real Madrid en el partido ante el Real Betis. DAVID VICENTE / OPTA

El último empate esta jornada ante el Real Betis no es preocupante en cuanto a imagen, porque los blancos generaron ocasiones y seguramente merecieron algo más al generar un buen número de ocasiones, pero la puntería sigue sin estar afinada y los de Ancelotti no encontraron la manera de marcar. Lo que se desprende de los últimos encuentros está muy lejos de la fiabilidad que ofreció el Real Madrid al inicio del curso.

Un rival fiable

Otro que ha mostrado dos caras muy distintas en esta misma temporada es el Fútbol Club Barcelona, pero las malas noticias para el Real Madrid es que en La Liga los culés no encuentran rival. Sin maravillar con su estilo de juego, el Barça saca adelante los partidos. Lo hace sin brillo en la mayoría de ocasiones, pero suma de tres en tres al fin y al cabo.

Los de Xavi Hernández son un equipo muy fiable en defensa y solo han encajado 8 goles en lo que va de temporada, y así es muy difícil pensar en que el Barcelona vaya a perder tres partidos en lo que resta de curso. Es verdad que todavía queda un Clásico, y que está en la mano del Real Madrid reducir al menos esa diferencia hasta los 6 puntos, pero es que los blancos necesitan todavía mucho más que eso.

El calendario

Este factor no está siendo precisamente algo que esté jugando del lado del Real Madrid esta temporada. El parón por el Mundial apretó todo mucho y los blancos, al estar en tantas competiciones a la vez, se han sobrecargado de muchos partidos en un corto periodo de tiempo. Esto les ha pasado factura a nivel físico, mental y en forma de lesiones constantes.

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Además, las fechas son mucho más favorables ahora para el Barcelona que para los de Ancelotti. Los culés quedaron eliminados de cualquier competición europea, así que ahora tienen todo el tiempo del mundo entre semana para preparar los partidos de Liga, algo que no le sucede al Real Madrid, que sigue vivo en la Champions y, si no pasa nada raro en la vuelta ante el Liverpool, estará como poco en los cuartos de final.

Falta gol

Suena extraño decir esto cuando el Real Madrid es el equipo más goleador de La Liga, pero en los últimos partidos al equipo de Carlo Ancelotti le ha faltado mucho acierto de cara a la portería contraria. En el pasado Clásico de la Copa del Rey ni siquiera pudo tirar a puerta, contra el Atlético tuvo muchos problemas para generar ocasiones y al Betis no le llegó a hacer ni un solo gol. 

Los números dicen que el Real Madrid ha anotado 9 goles en los últimos 7 partidos de Liga, un balance escaso para un equipo de un potencial tan alto. Karim Benzema no está tan enchufado como la pasada temporada y eso lo está notando el conjunto merengue. 

Karim Benzema, con el brazalete de capitán del Real Madrid Reuters

Son, por lo tanto, varios factores los que invitan a pensar que el Real Madrid tiene un panorama prácticamente imposible por delante si quiere remontar esos 9 puntos que le separan del FC Barcelona en los 14 partidos que quedan de La Liga. Todavía queda tiempo, pero no hay lugar para el fallo y los blancos saben que no todo depende de ellos mismos.