Cuando el Sevilla selló su pase a la final de la Europa League, en LaLiga se armó un lío con el calendario. El partido por el título continental contra la Roma se celebra el próximo miércoles 31 de mayo (21:00 horas), habiendo jornada de Liga el fin de semana anterior en la que el equipo hispalense recibe al Real Madrid.
El partido de Liga, correspondiente a la jornada 37, se jugaba inicialmente el domingo 28 a las 19:00 horas como parte de la jornada unificada. El Sevilla, sin embargo, pedía algo más de tiempo para poder prepararse para la final que se juega en Budapest. Es por ello por lo que, finalmente, el Sevilla-Real Madrid se adelantará un día.
El nuevo horario del partido en el Sánchez Pizjuán, el penúltimo de los blancos en Liga, se jugará el sábado 27 de mayo. Se mantiene la hora, es decir, las 19:00. De esta manera, los de Mendilibar dispondrán de un día más para trabajar de cara a la final de la Europa League.
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La cuestión de este cambio es que también supone otro retoque en el calendario. La jornada 36, la anterior a la del Sevilla-Real Madrid, se juega entre semana. Al equipo blanco le tocaba, además, en el último turno: jueves 25 a las 22:00 horas. Por tanto, de ahí al sábado a las 19:00 eran menos de 48 horas de espacio que imposibilitaban el cambio.
La solución de LaLiga ha sido mover también el encuentro del Madrid de la jornada 36, que le medirá al Rayo Vallecano en el Santiago Bernabéu. Del jueves a las 22:00 pasa al miércoles 24 a las 19:30 horas.
Existía cierto runrún sobre si podía alterar la competición que el Sevilla juegue antes la jornada 37 -que es unificada como la 38, la última- respecto a sus rivales por los que, a día de hoy, compite el puesto que da acceso a la próxima Conference League. Sin embargo, el hecho de jugarse unificada no es obligatorio y LaLiga puede mover algún partido si así lo ve conveniente.
De hecho, el Real Madrid, al no jugarse ya nada tampoco se verá afectado. Es de esperar que, según se jueguen las jornadas 35 y 36, allá más partidos de las dos últimas jornadas en las que los dos equipos no se jueguen nada y, por tanto, puedan cambiar su horario para que no coincidan con los que sí habrá algo en juego.