Hace casi una década el Real Madrid decidió dar un giro radical a su política de fichajes. Reforzó su radar de jóvenes promesas y se puso una máxima: fichar a las grandes estrellas del mañana antes, incluso, de que sus nombres entren en escena. La inflación del mercado ante la irrupción de los clubes-estado y el poder de la Premier League obliga a ello.
Con el fichaje de Martin Odegaard en enero de 2015 se abrió la veda. El noruego tenía 16 años y le pretendía toda Europa. A base de reuniones con su familia y visitas por Valdebebas, el Madrid convenció a la joya del momento. Emergió a su vez una figura, la de Juni Calafat, omnipresente a partir de entonces en cada una de las operaciones realizadas por el Real Madrid que implicaban a algún talento juvenil.
Los nombres se han ido sucediendo cada verano: Casemiro, Asensio, Fede Valverde, Ceballos, Vinicius, Brahim Díaz, Rodrygo, Camavinga, Tchouaméni, Endrick y ahora Jude Bellingham. También ha habido algún fiasco (Lucas Silva, Theo Hernández, Luka Jovic, Reinier y olvidados que no llegaron al primer equipo como el brasileño Abner, el paraguayo Sergio Díaz o el neerlandés Mink Peeters), pero era un precio que el club sabía que debía pagar. No todos pueden triunfar en el Real Madrid.
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Hoy se puede decir con claridad que la política de fichajes del Real Madrid es un éxito rotundo. A base de estos fichajes, el club blanco ha construido una plantilla (a falta de una posible guinda con Mbappé) capacitada para coger el testigo de una generación dorada que en nueve años conquistó cinco Champions League. Emularlo a nivel de resultados parece complicado, pero potencial hay.
Hay otro baremo que no falla: los valores del mercado. Es cierto que es un mundo voluble, en el que las cifras bailan entre unos y otros, pero todos concuerdan en que las jóvenes apuestas del Madrid ya son estrellas en pleno derecho. Seis de ellas están entre los 21 futbolistas más valiosos del momento.
El portal especializado Transfermarkt hizo esta semana su última actualización de los valores de mercado. El Madrid es el que club que manda entre los 25 más caros con la presencia de Tchouaméni y Camavinga (85 millones), Rodrygo y Fede Valverde (100), Bellingham (120) y Vinicius (150, tercero más 'caro' del mundo tras Mbappé y Haaland).
Cinco años separan al más mayor, Fede Valverde (nacido en 1998), del pequeño de ellos, Bellingham (2003). El Madrid ha formado un bloque totalmente nuevo entre jugadores que comparten generación y, además, poco a poco se han ido empapando del propio gen del Real Madrid.
El mercado ha ido confirmando con los años el éxito de la política de fichaje del Real Madrid. El caso más drástico de estos es el de Valverde, fichado por solo 5 millones de euros cuando su valor en Peñarol, su club de procedencia, apenas era de 500.000 euros. El club blanco pagó diez veces más de su valor, una apuesta que alguno podría ver arriesgada en su día, pero que se ha confirmado con creces hasta los 100 'kilos' que vale actualmente.
También es llamativa la similitud que hay entre las líneas evolutivas de Vinicius y Rodrygo. Con un año de diferencia entre el fichaje y llegada de uno y otro, ambos costaron lo mismo (45 millones) y entre los dos suman un valor (250) que ya es casi el triple de lo que tuvo que pagar el Madrid (90).
Las buenas inversiones y la saneada caja del club, además, ha permitido los últimos dos veranos hacer dos fichajes que están entre los cinco más caros de la historia del Real Madrid: Bellingham (2º por detrás de Hazard) y Tchouaméni (5º por encima de Zidane). Operaciones más altas en cuanto a precio, pero con un modus operandi similar desde el principio con las tareas de persuasión.
El Madrid se desmarca del resto de clubes como el que eligen las nuevas promesas del fútbol, como volvió a quedar demostrar con un Bellingham que antepuso la historia madridista a los petrodólares del Manchester City. La política de fichajes blanca funciona y le asegura a la entidad un futuro prodigioso.