La discusión en La Liga ahora se centra en si todavía está el campeonato abierto después de que el Real Madrid pasara por encima del Girona como una auténtica apisonadora. En un lado de la balanza, todavía queda margen para que se produzca un volteo de la clasificación porque aún restan catorce jornadas por disputarse. En el otro, la diferencia de cinco puntos y lo visto en los enfrentamientos directos llevan a pensar que la distancia es sideral.
El Santiago Bernabéu presenció una auténtica exhibición del Real Madrid en el partido que todo el mundo esperaba que marcara la competición. Ambos equipos llegaban a escasos dos puntos de diferencia a este encuentro que tanta expectación había levantado, pero lo que sucedió en el terreno de juego fue muy diferente a aquello que decían los números.
Los de Míchel no tuvieron ni una sola opción de llevarse algo positivo de la capital que en las horas anteriores habían empapelado con anuncios y lonas gigantescas en las fachadas de los edificios. A los seis minutos ya iban por debajo en el marcador, y ni siquiera obligaron a intervenir a Lunin porque el balance de tiros entre los tres palos fue de cero. Ni una ocasión clara de gol.
Pero más allá de lo que se pudo ver en este último enfrentamiento entre los que son (o eran) los dos grandes aspirantes al título a estas alturas de la temporada, la realidad cuenta que no hay color entre el Real Madrid y el Girona.
Los choques directos entre ambos en La Liga arrojan un saldo estremecedor de 7-0 a favor de los blancos entre el partido de la primera vuelta y el de la segunda. La brecha, además, no es exagerada viendo lo que sucedió en el césped en ambos partidos, algo que invita a pensar que el Real Madrid ya se ha metido gran parte del título en el bolsillo.
Un Girona superado
Allá por la octava jornada, en los inicios de la temporada, el Real Madrid y el Girona se vieron las caras en Montilivi. Eran los albores de la competición y aunque los catalanes ya estaban haciendo de las suyas, todavía aquello se tomaba como algo fruto tan sólo de un buen arranque de curso.
Por entonces los de Míchel eran uno de los dos únicos equipos (junto al Barça) que todavía no habían perdido en el campeonato, y siempre habían dado unas grandes muestras de solidez. Fue así hasta que el Real Madrid se les puso por delante y les arrolló en su propia casa.
Es cierto que en aquel encuentro el Girona exigió mucho más defensivamente al Real Madrid, pero se diluyó cuando a los 17 minutos Joselu aprovechó un pase espectacular de Bellingham para hacer el primer gol. Tchouaméni, a la salida de un córner, anotó el segundo, y el propio Bellingham cerró el marcador con el tercero.
[El Girona empapela los alrededores del Bernabéu antes del partido: "Hay estadios con techo..."]
Una goleada que ya por entonces levantó el debate sobre si el Girona realmente podría aguantar el tirón de los mejores. Un tirón que, pese a su nueva derrota ante los blancos, sigue aguantando todavía hoy en día.
La superioridad del Madrid
El encuentro del Bernabéu tenía un contexto muy diferente a aquel de septiembre. El Girona llegaba a Madrid habiéndose ganado a pulso el cartel de aspirante a La Liga y sus méritos hablaban por sí solos. Un equipo sólido, con un entrenador capaz de hacer maravillas e individualidades sobre el terreno de juego capaces de marcar la diferencia.
Por eso, parecía que se podía dar un partido de tú a tú entre los blancos y los catalanes teniendo en cuenta que tan sólo había dos puntos de diferencia entre ambos y que el Girona estaría extramotivado.
La realidad arrojó un saldo muy diferente. El Real Madrid fue mejor, desde el minuto 1 hasta el 90, y el marcador de 4-0 incluso se quedó corto viendo que los de Ancelotti llegaron a fallar un penalti ya con el tiempo cumplido.
El gol de Vinicius a los 6 minutos le cortó las alas a un Girona que no levantó cabeza y que se vio completamente superado por la consistencia del líder de La Liga. El brasileño firmó una actuación sensacional y estuvo acompañado en la faceta goleadora por Bellingham y su compatriota Rodrygo.
El Girona, de hecho, fue incapaz de probar a Lunin a lo largo de los 90 minutos, una clara muestra de que el nivel que ofreció en el Bernabéu estuvo muy lejos de lo que acostumbra a dejar esta temporada el equipo de Míchel.
Así, poniendo esta nueva goleada en perspectiva, el marcador global de los enfrentamientos entre el Real Madrid y el Girona deja un 7-0 escandaloso a favor de los blancos. La diferencia habla por sí sola y ya de por sí es exagerada, pero toma un mayor peso cuando se trata de los que hasta ahora son los dos mejores equipos de La Liga.
Los de Ancelotti han pasado por encima de su rival en las dos ocasiones en las que se han visto las caras, y el Girona ni siquiera ha sido capaz de marcarle un gol al conjunto blanco. La clasificación dice que tan sólo 5 puntos separan a unos y a otros, pero la realidad del cara a cara cuenta que La Liga ya está prácticamente vista para sentencia.