Todos hemos sentido celos en algún momento y el malestar que se produce, acompañado de la sensación de no controlar la situación, son un hecho real, aunque la causa ni siquiera exista en ocasiones.

 

¿Celos justificados? ¿Señal de amor? Nunca son traducción de amor sino más bien de sentimiento de posesión y de baja autoestima, aunque el amor sí que exista. Miedo a perder a la persona amada, creerse desplazado o sustituido por algo o alguien crea unos comportamientos de lo más variopintos como agresividad, comprobaciones, sumisión..., comportamientos que empeorarán aún más la situación. Los celos no son algo exclusivo de una pareja, se dan entre compañeros de trabajo, amigos, padres e hijos. Centrándome en la pareja, en el fondo es una reacción de envidia que uno de los dos muestra por el interés del otro hacia una persona o actividad de disfrute. Pensamos que otros darán a nuestra pareja lo que nosotros creemos “que no podemos darle”, nos sentimos pequeños, inferiores porque empezamos a compararnos.

Los celos pueden ser aprendidos si se ha vivido en un entorno familiar de desconfianza, de infidelidades que los “justificarían” dentro de la interacción con los otros, pero siempre de base hay un problema de autoestima. Haciendo un paréntesis, no podemos despreciar que en ocasiones sí se dan comportamientos de nuestra pareja que sí justificarían la desconfianza y en estos casos más que desarrollar un compendio patológico de malestares y conductas, lo mejor sería ir al psicólogo y replantear la relación. Sentir que nuestra pareja valora o trata de forma más “ventajosa” a otros que a nosotros es lo que dispara esa conducta. Quizás es el momento de plantearnos si la relación funciona correctamente, si le falta algo a alguno de los dos, si le estamos descuidando.

Siempre es importantísima la comunicación, pero no para reprochar sino para aclarar y reinterpretar algo que puede quedarse en la cabeza dando vueltas de forma errónea y que se va a traducir en comportamientos raros y hostiles con nuestra pareja que lo que producirá será más alejamiento aún del otro.  Con lo cual los celos son el síntoma de que algo no va bien en la pareja o en uno mismo, y en uno mismo siempre es la autoestima. Hay una comparación permanente con el objeto del malestar con respecto al que siempre nos vemos en inferioridad de condiciones, de aspecto, de actitud, de producción de gratificación.

Hay dos posibles comportamientos que se dan en  una situación de celos: agresividad, vigilancia y, por otra parte, lo contrario, que es sometimiento para agradar a la pareja, sobre todo aumentando las relaciones sexuales. Y es que no se trata de competir con nadie, ni de imponer o prohibir a nadie, SE TRATA DE RECUPERAR al otro sin humillarnos ni humillarle, se trata de tener presente y sentir que nos merecemos todo, voluntariamente, por como somos y porque a nadie tenemos que recordarle o demostrarle patológicamente esta realidad.

El otro necesita respirar, sus espacios, no podemos serlo todo para él ni crear una dependencia absoluta porque él tampoco debe ser todo para nosotros. Contribuye a nuestro bienestar, pero no es responsable de ello.

Solemos ver también, además de la baja autoestima (poco amor por uno mismo) un sistema de creencias sobre la pareja, que se van adquiriendo por la educación y aprendizaje social y que no tienen que ver con el estatus ni con la cultura. Una de ellas es pensar que la pareja es nuestra propiedad y que por tanto tiene unas obligaciones implícitas con nosotros que “no son negociables” si somos pareja. Estar con el otro es una decisión voluntaria que yo siempre digo que tiene que ser una opción mejor que la de estar sólo si, como dice un amigo, “sume y no reste”. Hay que descubrirse y no tener miedo a estar solo porque es ahí cuando empiezas a valorarte y verte suficiente o no para tí, fuerte o no en la independencia como para necesitar de otro.

Otra creencia, y algo tiene que ver con lo que acabo de decir, es pensar que sin el otro no vamos a ser felices. A eso le llamo dependencia emocional en grado sumo. Ser feliz con uno mismo y por sí mismo es lo mínimo que deberíamos sentir, y luego el otro ya como un ¡plus!: “¡No te necesito, pero me vuelves locaaaaa y me encanta estar contigo!”. Esto sería el planteamiento de una relación emocional bastante sana, TE QUIERO PERO NO TE NECESITO. Los celos no son muestra de amor, no se tienen porque amamos, se tienen porque NO NOS AMAMOS y tenemos miedo a perder la estabilidad en una relación de dependencia. Entonces: te quiero, me encantas, te admiro, me nutres, te respeto, me quieres, te siento, pero no nos exigimos. 

Ante una situación de celos  es imprescindible una visita al psicólogo para tratar la autoestima y si además se quiere salvar la relación una cita para una terapia de pareja.

Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga. Toledo. 615224680

 

______________________________________________________________________________________________________ 

ARTÍCULOS ANTERIORES DE LA MISMA AUTORA

Curiosidades sexuales en hombres y mujeres

Terapia de pareja, la mejor forma de ordenar la relación

¿Cuántos hombres reconocen sentirse atraídos por otro hombre transexual?

¿El tamaño influye?

Qué hacer ante una pérdida de erección

Adictos al sexo

Cuando calienta el sol, ¿se calienta todo lo demás?

El desamor como acto de amor hacia tu pareja

La eterna pregunta: ¿Existe el punto “G”?

El primer objetivo y casi el único de la sexualidad: Disfrutar

El orgasmo y la penetración van por caminos distintos