Esta semana les contábamos un misterioso caso en Mora. Alguien estaba dejando en las casas de algunos vecinos antigüedades. Pues bien, este viernes, El Mundo cuenta la historia de otro pueblo, Villarramiel en la provincia de Palencia, donde una veintena de vecinos se ha encontrado con sobres de dinero.
Un curtidor, un peón, un camionero acomodado, un mecánico, una inmigrante dominicana, la viuda de un constructor... todos han recibido una carta con entre 50 y 100 euros en este pueblo dedicado al sector de la piel en Palencia.
Entre todos ellos, dos tenían mensajes para la destinataria. Uno es el que recibió María Luisa Mas Martín, una viuda de 74 años, cuyo marido fue constructor. "Lo pasó por debajo de la puerta, aquí", señala el zaguán, mientras el perro de su hermana, Martes, da vueltas alrededor. "Si no lo recojo, lo tiro a la calle al cerrar de nuevo". Ella regresaba del casino con sus amigas. No había sido un mal día, había ganado un par de euros. "No se gana mucho, las apuestas son de 15 céntimos, es por pasar el rato". Abrió la carta dirigida efectivamente a ella: "Luisa, Villarramiel, Palencia", repasó. Dentro, un billete de 50 euros, número de serie: X55219712978. Y un trozo de papel blanco mal cortado. Se lee: "La Reina de la Casa" y un corazón dibujado.
La otra dedicatoria la recibió Yris, inmigrante dominicana, 55 años, trabaja como asistente doméstica en distintas casas del pueblo. Al salir de trabajar, encontró el sobre marrón. Pensó que era un error. Iba dirigido a "Karen, Villarramiel, Palencia". Karen es como la conocen en el pueblo. Abre la misiva. En el interior, como en el caso de la viuda Luisa, un billete de 50: VA7346961092. Y un papel blanco con una sola palabra: "Princesa". Y dos corazones dibujados. Escritos con torpe caligrafía y con un lápiz verdeazulado. Fue corriendo a ver a su marido, Valeriano, un chófer de autobuses retirado, que estaba viendo el partido Juventus-Atlético en el bar, como medio Villarramiel. El resto estaba en el casino, en la segunda planta del local. Valeriano fue a la Guardia Civil. Los agentes sabían que el dinero se había repartido en distintos buzones, a distintas personas, pero por primera vez con mensajes. Crípticos y seductores. "Yo me sentí la princesa del pueblo, como la Belén Estebán", ironiza Yris -o Karen- mientras le da un beso a su esposo, a quien conoció en Toledo, más de una década atrás.
Tras la denuncia de Valeriano, al día siguiente, la noticia se hizo viral. Se identificaron 20 beneficiarios. Joaquín, porteador; Álvaro, conductor; Jesusín, curtidor; Candela, viuda; Tello, estanquero; etcétera... Lo único común entre todos era el sobre marrón. Los billetes son de números inconexos.
El pueblo tiene la gran sospecha de quién ha sido: don Pepe, pescadero retirado, quien niega al diario que sea el responsable de tan generosas dádivas.