Sigue sin haber fecha en el horizonte para dar carpetazo definitivo al estado de alarma en el que se encuentra sumido España. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado este jueves por hecho que dentro de quince días tendrá que volver al Congreso para prorrogar esta situación porque "no habremos puesto fin a la pandemia".
Sánchez, por otro lado, ha reconocido que en este momento de confinamiento la mayor parte de los contagios se están produciendo en los hogares, no fuera de ellos, y por eso hay que complementar con otro tipo de medidas que no ha especificado.En su réplica a los grupos en el pleno del Congreso que debate la segunda prolongación del estado de alarma, el jefe del Ejecutivo ha respondido así al diputado de Bildu, Oskar Matute, que ha criticado que el Gobierno acuda cada quince días a la Cámara Baja a prorrogar el decreto.
Sánchez ha explicado que no pide un decreto de un mes porque entonces la oposición le diría que se quiere "saltar el Parlamento". "Prefiero venir cada quince días", ha dicho. Ha insistido en que está "convencido" de que habrá una nueva prórroga pero "si no fuese así sería porque las cosas han mejorado de forma sustancial".
El presidente ha insistido así en la idea que ya dio en su comparecencia de prensa del pasado 4 de abril, cuando advirtió de que el Gobierno prevé prorrogar el estado de alarma más allá del 25 de abril aunque no será igual que ahora, sino que espera que se pueda recuperar "algo" de vida personal, económica y social.
En el pleno de este jueves, Sánchez ha señalado que en el proceso de "desescalada" ha ofrecido a los presidentes autonómicos compartir decisiones, y ha lamentado que se critique al Ejecutivo por prever escenarios, como hizo al pedir un mapa de infraestructuras posibles para aislar a asintomáticos, y al mismo tiempo se le acuse de improvisar. "O una cosa o la otra", ha dicho.
Ha insistido en que el Gobierno "actúa de buena fe" en un escenario de "extraordinaria complejidad e incertidumbre" y no aspira a que la oposición le apoye pero sí que al menos "empaticen" ante el desconocimiento que hay, incluso por la ciencia, sobre cómo actuar ante un virus nuevo.