El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha vaticinado este viernes que "nos quedan entre cinco y seis meses complicados" de convivencia con el coronavirus hasta que llegue la vacuna, que se espera para 2021.
En declaraciones a RAC1, Salvador Illa ha asegurado que, frente a la postura de negacionistas y antivacunas, "combatiré informando a la población" porque "hay vidas en juego y las vacunas han salvado vidas", y ha anunciado que será "beligerante" en esta cuestión.
Según los cálculos del ministro, se prevé que lleguen a finales de año o principios de 2021 los tres millones de dosis que ya están comprometidas con una gran compañía farmacéutica, que suministrará unos 30 millones de dosis a la Unión Europea.
Si esta situación se confirma, "el próximo verano tendremos una vida mucho más normal", ha augurado Illa, que ha asegurado asimismo que "no sacrificaremos ningún criterio de seguridad" en cuanto a la primera vacuna que se administre en España y que ha anunciado que un grupo de expertos ya está trabajando para determinar cómo se hará esta vacunación masiva.
En este sentido, ha afirmado que la distribución de la vacuna se decidirá con criterios "de equidad y proporcionalidad" y se tendrá en cuenta especialmente a personas que están en riesgo.
Hasta llegar a ese momento, quedan unos meses que el ministro ha previsto como "difíciles y preocupantes", con una Navidad "que no será normal, sino diferente y con distancia".
En este sentido, el ministro ha señalado que "el contexto europeo es muy preocupante, el virus está entre nosotros y nos lo hemos de tomar en serio".
"Tenemos que tener la mentalidad de que estamos en una carrera de fondo", ha argumentado, aunque ha descartado, "a día de hoy", un confinamiento domiciliario de la población como se hizo durante la primera ola de la pandemia en marzo y abril.
Por otra parte, el Ministerio de Sanidad también trabaja en un borrador técnico para precisar más medidas para evitar los contagios, como la posible prohibición de fumar en la vía pública cuando no haya distancia de seguridad, ha explicado.
Preguntado sobre las discrepancias que ha tenido con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para la aplicación de medidas restrictivas en esa comunidad, el ministro no ha querido entrar en una disputa pública y ha asegurado que se esfuerza por "llegar a consensos".
Ha puesto en valor que se tomen decisiones, como ha sucedido en Cataluña con el cierre de bares y restaurantes, para intentar frenar el incremento de casos de COVID-19 y ha dicho que las apoya porque "es mejor ser prudente" y actuar.