La Fiscalía Provincial a pide 2 años y seis meses de cárcel para tres técnicos de la sección de Protección de Menores de Guadalajara y para la bisabuela del niño de 13 años que falleció en Alovera por falta de atención y complicaciones de la diabetes que padecía, ya que se les acusa de un delito de homicidio imprudente.
Los hechos que serán juzgados en una fecha todavía por señalar tuvieron lugar en 2014, cuando la bisabuela del niño tenía encomendada su guarda por acogimiento familiar permanente desde 2009, mientras que los tres técnicos acusados eran el jefe del servicio de protección de menores, la encargadas del expediente y la trabajadora social del servicio de acogimiento familiar dependiente de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales que tenían la tutela del menor.
Según el escrito fiscal, al que ha tenido acceso Efe, el padre del menor acudió al menos en dos ocasiones, la primera el 13 de enero de 2014, cuando retomó el contactó con su hijo, y en mayo del mismo año, a los técnicos de Bienestar Social y en concreto al jefe de la sección poniéndoles de manifiesto su preocupación por la higiene del menor y de la vivienda y su salud.
Asimismo, el centro educativo en el que estudiaba el niño, las profesoras que trataban con el menor llevaban tiempo detectando pequeñas enfermedades, aunque "el niño les comenta que no ha ido al médico, comentando las propias profesoras a la acusada (la bisabuela) si la mejor opción para el menor es mantener el acogimiento", según recoge el escrito del fiscal, que añade que este mismo mensaje fue transmitido a estos técnicos del servicio de menores.
El colegio, a su vez, hizo un informe que envió a la trabajadora social en el que se hizo constar en relación al seguimiento del menor que presentaba absentismo, que la bisabuela no acudía a las citas ni cogía el teléfono y en el mismo se recogió que "preocupa especialmente su salud, con semblante enfermizo habiendo adelgazado de forma significativa, le han salido sarpullidos en la cara y ha acudido con fiebre y que el menor manifestó que no le llevan al médico".
Desde el instituto donde fue trasladado el menor procedente del colegio anterior, la Fiscalía señala que también consta la remisión de varios correos electrónicos enviados entre el 22 de septiembre de 2014 y el 6 de octubre de 2014 a una de los técnicos de protección de menores.
Según el escrito fiscal, en el último correo electrónico "se hace constar que el alumno se encuentra enfermo desde el miércoles y que hay que llevarlo al médico de forma urgente porque tiene los ojos amarillos manifestándole la gran preocupación del tutor".
Los responsables no hicieron caso
Según la Fiscalía, los tres empleados del servicio de Menores, en cuanto encargados del seguimiento del menor, "omitieron, ante las noticias recibidas sobre el estado del mismo, las más elementales normas de vigilancia y cuidado, haciendo caso omiso a las advertencias que recibían tanto de los centros donde el menor cursaba sus estudios, como de su padre , sobre el estado de salud del fallecido, así como del abandono al que le tenía sometido su bisabuela, persona designada como adecuada para atender al menor, y que lejos de esto omitía cualquier vigilancia sobre su bienestar y salud".
Finalmente, el menor falleció el 9 de octubre de 2014 como consecuencia de parada cardiorrespiratoria secundaria a shock hipovolémico y la causa del mismo fue la cetoacidosis diabética, por diabetes mellitus y sus complicación a dicha enfermedad, enfermedad ésta que no fue detectada en ningún momento anterior a su fallecimiento por falta de asistencia médica del menor a pesar de que el mismo lo reiteró en diversas ocasiones.
Según la Fiscalía, en caso de que se hubiera detectado a tiempo y con el tratamiento adecuado, se hubiera impedido su muerte.
El menor, de 13 años, tenía un peso de 26,5 kilos y altura de 1,51 metros, con estado de desnutrición cuando falleció.