Alejandro de Miguel, un diseñador "hecho a medida"
Alejandro de Miguel, uno de los diseñadores de moda nupcial más importantes de nuestro país. La suya es la historia de un sueño cumplido y él es un gran ejemplo de trabajo, constancia y superación.
Alejandro, puedes realizar una pequeña presentación, para aquellos que todavía no te conozcan.
Me llamo Alejandro, el “De Miguel” es mi nombre artístico, en realidad no es mi apellido. Me lo puse en honor a mi pueblo, Miguel Esteban, al que tanto amo y siempre llevo por bandera. Y bueno, pues desde niño yo empecé a coser, porque en La Mancha había muchos talleres que se dedicaban a hacer vestidos para grandes firmas y grandes centros comerciales. Y yo, veía a las mujeres coser en casa, en el taller de mi madre, y soñaba con algún día poder coser esos vestidos. Y mi vida es un poco eso, entre telas, entre vestidos, entre máquinas de coser, hilos, agujas, mucho trabajo, mucho esfuerzo, y una carrera de fondo. Y, muy contento de poder dedicarme hoy en día, con lo complicado que está todo, a lo que realmente es mi pasión.
Una historia verdaderamente interesante. Como has dicho, tu madre regentaba un taller de confección. Pero, ¿en qué momento decides dar el salto a emprender un proyecto propio y dedicarte a una moda más personal y exclusiva?
A mí siempre me han gustado los vestidos más de alta costura, mi madre hacía vestidos más ´pret a porter´, más industriales, en cadena, y a mí siempre me ha gustado un poco más el lujo, el hacerlo a medida, más personalizado. Desde muy joven, yo les dije a mis padres que quería dedicarme a coser. Mis padres lo veían muy negro, no veían futuro para mí, porque ya casi todos los vestidos se cosen en otros países, y aquí en España, en Europa, la mano de obra está más cara. Pero yo me empeñé, y con 18 años abrí mi propio taller, ya independiente del de mis padres, en un pueblo de al lado, Pedro Muñoz. Estuve allí diez años, y lo compaginaba viniéndome todas las tardes a Madrid a una academia muy prestigiosa, donde estudié diseño y patronaje, algo fundamental, ya que son las piezas de los vestidos.
Y ese salto a la fama, ¿fue progresivo?, ¿qué sensaciones has experimentado a lo largo de ese camino?
A ver, salto a la fama… es que no hay un día que de repente ya eres conocido. Es un trabajo progresivo, de mucho tiempo. Sí que es cierto que vestir a Su Majestad la Reina Sofía fue muy importante, porque ya me hizo estar en las páginas de los periódicos más importantes; ABC, El País, El Mundo… que me hicieron entrevistas. Yo era muy joven, la primera vez que vestí a la Reina Sofía tenía 25 años… y a partir de ahí las ´celebrities´ y los periodistas empezaron a fijarse en mí y a confiar en mí. Pero no hay un momento… yo no he tenido un momento como los hay ahora en estos ´realities´ de costura o de cocina que de repente ya eres famoso. Lo mío es una carrera de fondo, y no un día o una fecha en la que ya te conoce todo el mundo.
Claro, algo progresivo, aunque quizás en esos momentos como tú dices de vestir a Su Majestad la Reina Sofía es cuando eres consciente de que puedes llegar incluso a vivir de esto.
Sí, efectivamente.
Es verdaderamente conmovedor. Y respecto a lo que me has comentado de tu nombre artístico, ¿cuándo tomas la decisión de llevar a tu pueblo en tu nombre?, ¿cómo se te ocurre eso?
No sé, fue al principio, porque yo siempre he querido que la gente me asocie con La Mancha, con mi tierra. Hay mucha gente que, sobre todo en la moda, tiene como muchos complejos de ser de provincia, está como mal visto. Y yo creo que están muy equivocados, que quien diga esas cosas es un “paleto”, porque ya todos los pueblos están comunicados, todos tienen internet, estamos a la última. Y yo, pues quería hacer un pequeño guiño a mi tierra y estuve ahí con amigos buscando, hasta que se me encendió la bombilla, Alejandro de Miguel.
Sí, la verdad que se agradece que siempre lleves a tu pueblo por bandera y que te sientas tan orgulloso de tus raíces.
Mucho, claro.
En cuanto a tu trabajo profesional, lo que haces día a día, ¿qué proceso sigues en la creación a tus diseños? Desde que empiezas hasta que terminas un modelo.
Bueno… es que hago muchas cosas distintas y no llevo un mecanismo ordenado, puedo hacer mil cosas, porque me gusta meterme en todo. Me gusta estar en el taller, me gusta estar en la venta del vestido, me gusta estar con la clienta, me gusta probarle el vestido yo, explicarle a la costurera. Entonces… estoy un poquito pendiente de todo.
Como que te acabas involucrando en todos los procesos, ¿no?
R: Sí, sí.
¿Y cómo te sigues inspirando después de tanto tiempo?
La inspiración también hay que trabajarla… porque esto tampoco es magia. La inspiración te tiene que pillar trabajando y luego también hay que trabajarla, pulirla, machacarla, y ser pesado. Yo cojo un vestido, cojo un diseño y si algo no me convence, lo vuelvo a hacer, a reinventar, lo descoso por completo, le cambio una tela, le cambio una pieza, y… un poco eso.
Sí, trabajo, trabajo y más trabajo. Y en el día a día, ¿qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu trabajo?
Lo que más me gusta es coser, si yo pudiese coser todos mis vestidos sería feliz, porque además me relaja sentarme en una máquina a coser, es lo que más me gusta. También me gusta mucho el trato con mis clientas, atenderlas personalmente, el que me cuenten las ilusiones que tienen. Ten en cuenta que me compran un vestido muy importante, el de novia, el de madrina, el de una boda..., o algo así, por eso me gusta mucho esa parte, estar con ellas, el contacto…
Y lo que menos me gusta…, bueno, es que me gusta mucho todo. En todas las empresas, cuando hay tantos empleados y hay tantas clientas, siempre hay un problema de un proveedor que se retrasa con el bordado y parece que no va a llegar a tiempo, tienes que llamar a las aduanas o al fabricante para que te lo agilice, o el plisador que te ha cambiado la tintada…
Sí, pero podríamos decir que eso son “gajes del oficio”.
Es lo que menos me gusta, la lucha con los proveedores, pero es parte de ello.
Y a lo largo de tu carrera, ¿hay algún momento que recuerdes con especial ilusión y alguno que te haya dejado ´peor sabor de boca´?
Sí, nunca se me va a olvidar cuando escribí una carta para el Palacio de la Zarzuela a escondidas de mis padres, no le quise decir a nadie que había escrito esa carta. A mí ya me habían respondido que le habían encantado los diseños que yo le hice, pero que tenía que hacer el vestido para que se lo probase y que no me hiciese ilusiones hasta ver si realmente le gustaba cuando viese el vestido. Se lo prueba, le queda bien, y al final lo compra. El tener todo eso en silencio, el momento que yo hice el vestido en secreto en casa, el momento en el que ya me llaman y me dicen que le queda perfecto y que me lo compra, todos esos momentos… fueron muy felices, sí. Recuerdo dar saltos de alegría, compartirlo con mis padres…
Y momentos amargos… no especialmente. Ahora ha sido muy duro, por ejemplo, este año que le he tenido que hacer a Ana Obregón el vestido para el funeral de su hijo, los momentos así te dejan un mal sabor de boca.
Claro. Es una ocasión especial, pero no buena.
Claro, sí.
Y una pregunta un poco más privada, ¿qué cambio personal has sufrido a lo largo de tu carrera? Porque supongo que ha habido una evolución como persona y que habrás pasado por distintas vivencias, algo que puede que te afecte en mayor o menor medida a nivel profesional. Entonces, ¿se nota esto en tus diseños?
Yo empecé siendo una persona muy tímida. Me escondía detrás de las cortinas, porque no me gustaba que me viese nadie, pensaba que todo el mundo me estaba mirando… era muy tímido, muy vergonzoso. Y ahora, soy mucho más extrovertido gracias al trato con tanta gente, al trato con las clientas y que, con los años, pierdes un poco la vergüenza. Yo creo que eso ha sido un poco el cambio en lo personal que yo he tenido.
Claro, en tu trabajo ha sido necesario perder la vergüenza cuando has empezado a aparecer en medios, a hablar con tanta gente importante. De hecho, has trabajado con personas muy destacadas en el ámbito público y has tenido el honor de vestir en alfombras rojas a celebrities como: María Teresa y Terelu Campos, Paz Padilla, Carmen Lomana, Ana Obregón, Irene Villa, Edurne, y un larguísimo etcétera, ¿qué significa para ti el que esas personas hayan confiado su imagen en ti?
Yo siempre digo que para mí es igual una clienta anónima que una clienta famosa. Las trato con el mismo cariño y me hace la misma ilusión que hayan elegido un vestido, porque la persona anónima que hace un esfuerzo por pagarte un vestido para un día importante y que tiene una ilusión enorme, casi tiene hasta más valor para mí. Pero las personas conocidas, famosas, populares, al final son un buen escaparate porque el vestido lo va a ver todo el mundo, en las redes sociales, en Instagram, en las revistas, en las televisiones. Y eso te ayuda a tener más visibilidad.
Es como tu manera de publicitarte.
Claro.
Por otro lado, está claro que todo tu trabajo tiene un merecido reconocimiento. Has sido galardonado en numerosas ocasiones. Si te parece, voy a hacer un breve repaso de tan sólo algunas de ellas: En 2010 obtuviste el premio al Mejor Diseñador de Moda Nupcial del año; en 2011 recibiste un homenaje en la ciudad de Pinto al Mejor Diseñador; en 2015 fuiste también el Mejor Diseñador de los Premios Teatro Kapital; en 2016 se celebró la entrega de los Premios “Corazón de la Mancha”, en el que se te galardonó por tu ´Trayectoria Empresarial´. Y muchos premios más, que demuestran ese esmero y cariño con el que realizas día a día tu trabajo. Sin olvidarnos tampoco de las veces en las que tu pueblo natal te ha homenajeado en el Certamen de la Coronación de la Reina de la Mancha, ¿cómo recuerdas la primera vez que recibiste un premio?
Lo que te comentaba antes de que era muy tímido. De la primera vez que subí a por un premio no recuerdo nada. Luego tuve el mal sabor de boca de que aquella gente que me aplaudió tanto, seguro que esperaba algún discurso de mí, y yo solo pude dar las gracias. Fue en Miguel Esteban, y eso lo recuerdo con mucho cariño. Y uno que no mencionas, y quizá sea el más importante, es la Placa al Mérito Regional que me entregó Emiliano García-Page el Día de la Región, el 31 mayo.
¿En qué año?
Hará 3 o 4 años, sería en 2017… Ese para mí es muy importante.
Te hizo especial ilusión, ¿no?
Sí, claro, porque es el Día de la Región, es fiesta en Castilla-La Mancha, y bueno, pues se le ha dado a gente muy importante y para mí es un honor que se acordasen de mí.
Es como reconocimiento precisamente a todo lo que haces y a todo el trabajo que lleva, porque al fin y al cabo se ve el vestido final pero no se ve todo lo que hay detrás, que es muchísimo trabajo.
Por otro lado, un tema un poco más amargo, el tema del COVID-19. Este sector ha sufrido como muchos otros pues afronta el futuro con la incertidumbre del aplazamiento de tantas bodas y tantos eventos importantes, en los que se recurría a ti, a tus vestidos, a tus diseños… ¿cómo esperas ahora afrontar este trabajo?, ¿cómo ha afectado la pandemia a tu sector?
Muchísimo, de lleno, y fíjate que silencioso. Se está oyendo hablar de los hoteles, se está oyendo hablar de los restaurantes, pero es que la moda nupcial es muy importante y da muchos puestos de trabajo. De hecho, aunque la ropa así más sencilla viene casi toda de otros países, somos pioneros mundiales en la moda nupcial, tenemos una gran industria nupcial, de vestidos de novia, sobre todo.
Está todo parado, nosotros este año lo hemos podido salvar más o menos bien, porque a mí los vestidos me los compran con unos seis meses de antelación, por lo tanto, yo en marzo ya tenía casi todo vendido. Aunque esos vestidos no los he podido entregar, pero están todos guardados para en 2021 poder retomar esas bodas, están guardados con nombres y apellidos, reservados, pero no los hemos podido cobrar ni nada. Nosotros somos un equipo de en torno a unas 30 personas, entre las tiendas y todas las costureras, y ahora mismo más de la mitad están en un ERTE. Yo tengo la ilusión de que pronto se empiece a hablar de cosas alegres, y los novios empiecen a animarse y a retomar los planes de boda, y a contar con las firmas españolas, que somos muchas y muy buenas.
Sí, y respecto a lo que has dicho antes… es como que no sientes que se le dé visibilidad a esto como se le está dando a otros sectores, ¿no?
No, ninguna. Vi el otro día en la tele a los actores y las actrices que les dan subvenciones, que todo eso está muy bien, yo tampoco soy un gran entendido. Yo jamás he recibido una subvención de nada, ni la he pedido, pero creo que hay muchos sectores a los que nos ha pegado de lleno, y uno de ellos es a las bodas, a los diseñadores, a los restaurantes donde hacen las bodas, a muchas cosas que lleva una boda y que mueve una economía.
De hecho, tú ya tenías tu colección para 2021, ¿ha cambiado el enfoque de esta colección a partir de todo esto?
Yo terminé de diseñar la colección 2021 en pleno confinamiento, porque suelo terminarla entre marzo y abril, entonces la terminé en casa, encerrado. No, yo he intentado hacer la colección lo más alegre posible y lo más bonita posible, porque creo que tenemos que mirar a un futuro con esperanza y con muchas cosas que celebrar, entonces no voy a hacer vestidos sencillos, ni de luto, voy a hacer vestidos alegres y que favorezcan.
Sí, que es lo que hace falta ahora mismo. Por último, me gustaría que nos hablases de tu proyecto ´Juntos por Madrid´, del que has formado parte recientemente, junto a famosos como Imanol Arias, Alaska, Mario Vaquerizo… ¿cómo surgió?, ¿cómo te llamaron?
Me llamó Pablo, un periodista de Telemadrid, para decirme que si quería representar al sector como modista de la moda nupcial, que está muy afectada y como ahora tengo aquí en Madrid este atelier y ya llevamos dos años… Enseguida le dije que sí, es más me vine del pueblo expresamente a grabarlo. Y nada, una grabación, que luego se ha ido editando y metiendo pequeños cortes… Yo estoy muy contento de que se acuerdan de mí y también de que empiecen a quererme un poquito aquí en Madrid.
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Sí, seguro que sí, porque Alejandro de Miguel se hace querer con todo el trabajo que realiza. De esta entrevista, me quedo con la cercanía y jovialidad que caracteriza al diseñador. Realmente puedo decir que ´está hecho a medida´ pues ha ido labrando su futuro desde muy pequeño. A Alejandro nunca le ha importado ´el qué dirán´ y aun cuando ni sus padres confiaban en el futuro que le depararía el mundo de la moda, él luchó por su pasión, con el único fin de hacer su sueño realidad. Hoy, está en lo más alto y vive de lo que más le gusta, pero es que ni por esas el diseñador despega los pies de la tierra.