El ex jefe de los GEO y actual jefe de la Policía Nacional de Castilla-La Mancha, Félix Antolín, ha negado este martes el acoso laboral a un subinspector de este Grupo Especial por el que se le juzga en la Audiencia provincial de Guadalajara y por el que la acusación pide dos años de cárcel mientras la Fiscalía pide la libre absolución.
También está acusado de un delito contra la integridad moral y de torturas el segundo de esta Unidad Especial, Andrés Calvo, para el que se pide la misma pena de prisión.
Además de la pena de prisión, el denunciante solicita una indemnización de más de 20.000 euros por las secuelas derivadas de esta situación.
La Fiscalía pide la libre absolución al considerar que la querella tiene su origen “en supuestas discrepancias del denunciante y otros compañeros con sus superiores, por una disconformidad con las propuestas realizadas por los superiores en relación a unas condecoraciones policiales”.
Esta situación conllevó una “pérdida de confianza mutua” y el fiscal no ve delito en los hechos que se juzgan desde este martes.
En concreto, los hechos ocurrieron entre 2014 y 2015 cuando el denunciante, según ha afirmado, sufrió vejaciones y humillaciones por parte de sus superiores dejándole apartado de toda actividad, sin participar ni en operaciones, alertas ni formación, tras manifestar unas discrepancias, entre otras, en la impartición de unos cursos de defensa personal en los que es necesaria la habilitación, pero no contaban con personal con la misma.
Tras estas discrepancias, se produjo una reunión en la que varios compañeros criticaron la gestión del segundo en la Unidad y pidieron que se le cambiara de puesto.
A raíz de ese momento, según el denunciante, este mando le manifestó que no podía estar con el grupo, no iba a los servicios y le dijo que ya vería lo hacía con él.
El denunciante que no entendió que le apartaran del servicio, si bien ha reconocido que había visto casos similares y esperaba que la situación pasara, pero ha aseverado que se alargó e incluso le prohibieron entrenar con los compañeros, participar en formaciones y comer con otros compañeros en el comedor.
“Me pidieron varias veces la baja voluntaria y creo que lo que querían es que me rindiera y me fuera”, ha afirmado el denunciante.
En octubre de 2014 fue elegido representante sindical y, según ha relatado, en diciembre de 2015, en una reunión con representantes sindicales, el comisario le dijo que si no se daba de baja le va a abrir expediente por unos hechos que ocurrieron un año antes y de los que ha asegurado que dio parte sin más incidencia en su momento.
Días después de esta conversación, el denunciante fue al médico, que le diagnosticó un cuadro ansioso depresivo que derivó en una baja médica y meses después su cese como GEO, que recurrió antes los tribunales y ganó, por lo que volvió a reingresar.
En cambio, el ex jefe de los GEO, Félix Antolin, ha manifestado que el denunciante fue “él mismo el que manifestó que había perdido la confianza en sus mandos” y ante esta manifestación, la falta de confianza fue mutua, ya que debía darle "órdenes en ocasiones muy comprometedoras ante las que no se puede dudar".
Ha argumentado que por este motivo se le retiró de las operaciones, pero no le cesó en ese momento porque el denunciante le pidió un tiempo para buscar una vacante.
Una opinión que ha compartido el segundo en la Unidad y también acusado, quien ha asegurado que el denunciante le dijo: "No me importa que me aparten, me quiten las funciones, no me puedo ir de la unidad porque tengo una hipoteca".
Los acusados también han asegurado que el denunciante no acudía a su puesto de trabajo o llegaba a deshoras, y que en ningún momento se le prohibió entrenar o comer junto con sus compañeros ni se quejó de su situación a sus superiores.