Hay constancia de que hace 2.200 años el político y militar romano Quinto Fulvio Flaco ya habló de la importancia de las fuentes salinas de las estribaciones orientales de la Serranía de Cuenca. Allí, en la zona este de a provincia, se encuentra el pequeño municipio de Salinas del Manzano, que actualmente no llega a los cien habitantes.
Las minas de sal del pueblo, explotadas desde tiempos romanos y cuya mención histórica concreta data del año 1187, siguieron activas hasta el pasado siglo XX pero desde entonces nadie se ha ocupado de ellas. Están abandonadas pese a que no se ha perdido la estructura del conjunto ni las divisiones de las balsas. Por ese motivo acaban de ser incluidas en la Lista Roja del Patrimonio, una iniciativa puesta en marcha por la Asociación Hispania Nostra en 2007 para dar a conocer y proteger las joyas patrimoniales de España cuya conservación se encuentra en peligro.
Según Hispania Nostra, el complejo salinero de Salinas del Manzano se ubica en un pequeño valle donde se aprecia tanto el pozo de captación como el estanque de decantación, además de 86 balsas de evaporación divididas en dos conjuntos. En total, ocupan una superficie de unos 5.000 metros cuadrados justo al lado de la población.
Posible uso turístico
"El conjunto no ha sido invadido por otros elementos posteriores que desvirtúen su contemplación, apreciándose una bonita vista desde la misma Iglesia de Salinas del Manzano", señalan, aunque "el deterioro de los murillos de contención del agua es notable" en muchas de las balsas de evaporación.
Hispania Nostra justifica la inclusión de las minas de sal en la Lista Roja puesto, a su juicio, "es un patrimonio histórico e industrial que con una inversión mínima sería plenamente adaptable para su uso como recurso turístico y etnográfico, muy necesario para una zona enormemente despoblada y con pocos recursos".
Actualmente, el conjunto salinero de Salinas del Manzano no goza de ninguna protección legal por parte de las Administraciones.