La codiciada Puerta del Príncipe de la Maestranza volvió a abrirse por tercera vez en esta Feria de Abril para que este lunes saliera a hombros el toledano Tomás Rufo, que tuvo un deslumbrante debut en Sevilla al cortar tres orejas sobre el lodazal provocado por una fuerte tormenta.
Todo lo que hicieron los toreros, de oro o de plata, en el coso del Baratillo tuvo un especial mérito que hay que calibrar en su auténtica medida, pues la tromba de agua que cayó sobre la plaza durante la lidia de los tres primeros toros añadió una doble dificultad al siempre complejo ejercicio del toreo.
En primer lugar, porque la carga eléctrica, con rayos y truenos que sonaban como cañonazos, fue uno de los motivos del cambiante y desconcertante comportamiento de los serios y finos toros de Victoriano del Río, dado el acusado instinto que desarrollan estos animales ante los fenómenos meteorológicos.
Peligroso barrizal
Y en segundo, porque el ruedo se convirtió en un peligroso barrizal por el que resbalaban los astados y en el que cualquier descuido de los toreros podía llevar aparejado el percance.
Pero nada amilanó ni importó a Tomás Rufo, que debutaba en la Maestranza como matador en un cartel y una fecha estelares que decidió a aprovechar como merecía en su vertiginoso ascenso hacia la cumbre desde su alternativa del pasado verano.
De tal forma, el toledano ya le cortó la oreja a su primero, cuando aún jarreaba sobre la Maestranza, sin que el agua fuera óbice para que se pusiera a torear por derecho desde el primer momento y cuajara, sobre todo al natural, muchos muletazos largos y templados, asentado en el barro, a un toro que fue a menos y al que tuvo que cambiar constantemente los terrenos.
Pero faltaba la guinda del sexto, otro de los serios "victorianos" al que Rufo cuajó a la verónica, esperando hasta el último momento del encuentro sus aún no definidas embestidas y llevándolo mecido, casi al ralentí, en las bambas del engaño de principio a fin de cada lance.
Vibró entregada la Maestranza, que ya no perdió la conexión con el torero a pesar de que al de Victoriano del Río le faltaba celo para llevar hasta el final sus arrancadas a cada uno de los templados pases que le ligó Rufo, que mediado el trasteo tuvo que acosarle para evitar que cumpliera la constante amenaza de rajarse, como sucedió finalmente.
Percance sin consecuencias
La firmeza y la determinación del torero fueron patentes hasta en el momento de la estocada, cuando, tirándose a por todas, resbaló en el albero empapado y chocó contra los pitones del toro, que le zarandeó violentamente antes de empujarle y arrastrarles durante varios metros hasta el estribo de la barrera.
A pesar de las terribles apariencias del percance, Rufo pudo volver ileso a la cara para cobrar la estocada que acabo por ameritar esas dos orejas necesarias para una más que merecida salida a hombros que le sitúa entre los toreros más esperados del momento.
Durante los dos primeros turnos, cuando la tormenta descargaba más fuerte, no sucedió nada especialmente lucido sobre el albero, pero cuando se abrió la tarde tanto Juli como Roca Rey pudieron dar algo más al empapado público.
El madrileño acabó cortando la oreja del noble y manejable quinto, al que toreó con relajo y una pausada facilidad, pero con poca emoción, mientras que el peruano dilató un serio pulso con el brusco quinto, al que aguantó con autoridad y firmeza todas sus oleadas hasta acabar sometiéndolo y llevándolo largo entre un inexplicable silencio, del tendido y de la banda.
Ficha dle festejo.
Seis toros de Victoriano del Río, de magnífica presentación, por sus muy serias y a la vez finas hechuras. Dieron un juego variado, con toros de distinto temperamento y complicaciones, desde la brusquedad defensiva a la nobleza, aunque la mayoría acabaron rajados y buscando las tablas.
El Juli, de azul capri y oro: dos pinchazos, media estocada y cuatro descabellos (silencio); media estocada trasera tendida (oreja).
Roca Rey, de tabaco y oro: pinchazo y estocada desprendida (ovación tras aviso); pinchazo, estocada baja y dos descabellos (ovación tras dos avisos).
Tomás Rufo, de corinto y oro: estocada desprendida (oreja); pinchazo saliendo prendido y estocada desprendida (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
Entre las cuadrillas, saludó Sergio Blanco tras banderillear al sexto, al que picó con acierto Manolo Sayago.
Octava corrida de abono de la Feria de Abril, con cartel de "no hay billetes (11.500 espectadores), en tarde de tormenta y con un fuerte aguacero durante la lidia de los tres primeros toros.