El periodista y escritor Enrique Sánchez Lubián ha recuperado en un libro una ruta por el Toledo republicano en el que contextualiza aquellos años para "demostrar" que la vida cotidiana fue "de total normalidad" en la ciudad y que incluso el papel de los militares de la Academia de Infantería ha sido "un poco tergiversado" ya que la mayoría se mantuvo "leal" a la República.

En una entrevista con Efe, Sánchez Lubián ha afirmado que "si alguien va buscando un libro escrito con la disciplina metodológica científica del investigador no lo va a encontrar" sino que es "una crónica social, política y cultura", un libro de un periodista que a lo largo de una veintena de capítulos aborda distintos aspectos de la ciudad, desde el "papel" que tuvo la Iglesia hasta el deporte, la sanidad o incluso la defensa del río Tajo, un tema también en auge hoy.

"La pretensión de mi libro surge porque todavía hay una cierta creencia, arraigada en muchos, de que el periodo republicano fue el más negro de nuestra historia, y, además, mucha gente identifica República y guerra civil como una misma cosa, como que la República estaba condenada a terminar en una guerra civil. Pero en ese relato se olvida una cosa importante: entre el 14 de abril de 1931 y el 1 de abril de 1939, cuando terminó la guerra civil, hay un 18 de julio del 36 que es un golpe de estado contra el gobierno legítimo elegido democráticamente de España. Golpe de estado que deriva en la guerra civil", ha explicado.

Y una segunda cuestión que al autor llama "poderosamente la atención" es que, en general, cuando se habla en España de republicanos un porcentaje importante de la población lo identifica con izquierdas o extremas izquierdas pese a que "en la República había partidos de derechas, de centro, de izquierdas, de extrema derecha y de extrema izquierda" y que en dos de los cinco años de República "las derechas gobernaron en España".

Sobre estas premisas, el veterano periodista Enrique Sánchez Lubián (Alcázar de San Juan -Ciudad Real-, 1956) se planteó el libro "Toledo en la II República. Ruta por el Toledo republicano" con la intención de "recuperar una ruta por el Toledo republicano" que se diseñó en 2013 pero que quedó "guardada en un cajón" hasta que la editorial 'Toletum Revolutum' se propuso rescatar.

Lo que ha hecho el autor ha sido "contextualizar la ruta con cómo fueron aquellos cinco años de la República en Toledo, con la pretensión de demostrar que la vida fue normal y cotidiana en nuestra ciudad, que ni se quemaban iglesias ni se asaltaban viviendas ni la gente se mataba por la calle todos los días, sino al revés ya que fue una época de total normalidad en la ciudad".

De hecho, durante esos años Toledo tuvo tres alcaldes que fueron "moderados", el Partido Comunista no tuvo representación municipal y en las elecciones legislativas de 1933 y 1936 en la ciudad y en la provincia "siempre ganaron las derechas".

Fue "significativo" e "importante" el papel que tuvo la Iglesia, al ser Toledo sede Primada, en particular con el cardenal Pedro Segura, que se manifestó en contra de la República, lo que motivó la petición de sustitución del Gobierno español al Vaticano, y con su sucesor, Isidro Gomá, que fue un "referente" en el franquismo y acuñó el término "cruzado" para quienes se levantaron contra el gobierno republicano.

Militares

También tenía peso en Toledo la Academia militar, cuya sede estaba en el Alcázar, y sobre la cual Sánchez Lubián ha afirmado que se ha "tergiversado un poco" ya que la misma tarde del 14 de abril de 1931 en que se proclamó la República los cadetes y la banda de música se unieron a las manifestaciones festivas que estaban recorriendo la ciudad, como ha quedado reflejado en el archivo fotográfico de la Casa Rodríguez.

"En la Academia de Toledo se formaron la mayoría de los militares que se mantuvieron leales a la República. Por ejemplo, el coronel Miaja o el coronel Vicente Rojo, que siempre reconoció que una de sus mejores etapas militares fue de profesor en la Academia de Infantería, o los capitanes Fermín Galán, García Hernández y Sediles, que intervinieron en la sublevación de Jaca en 1930", ha señalado el autor, quien ha agregado que "la historia, el tiempo, ha intentado ocultar este componente o cuando menos ha quedado subordinado a un segundo plano".

En cuanto al río Tajo, durante la República se planteó un plan hidrológico en el que participó el ingeniero toledano Manuel Días-Marta, socialista, que empezó a publicar artículos reivindicando que el Tajo a su paso por la provincia se aprovechase para regadíos y generar riqueza.

Fue el momento en que se incorporó al discurso de la ciudad la posibilidad del río como posible generador de riqueza en Toledo y su provincia, con una adecuada regulación y evitando que las aguas pudieran ser trasvasadas al Levante, y en que se promovió una confederación hidrográfica (aún no existía la del Tajo aunque sí de otros ríos) con sede en Toledo. No obstante, quedó en un intento y hasta los cincuenta no se puso en marcha la Confederación Hidrográfica del Tajo.

Díaz-Marta se exilió en México, realizó allí obras hidráulicas, y recuperada la democracia en España regresó a Toledo y fue el primer candidato del PSOE a las elecciones municipales de 1979 en Toledo además de diputado en las Cortes constituyentes.

La ruta que marca el libro de Sánchez Lubián recupera espacios públicos urbanos relacionados con la República, como la plaza del Ayuntamiento, donde se proclamó la República; la plaza del Salvador, que en aquellos años se convirtió en espacio público, o la antigua sala de música Garcilaso, donde las organizaciones obreras celebraban sus mítines, uno de los cuales impartió Pablo Iglesias a finales del XIX: su primer mitín en Toledo.

Otros lugares son el Teatro de Rojas, donde dieron mítines Pablo Iglesias, Largo Caballero o Manuel Azaña; el edificio de Lorenzana, que en aquel momento era instituto y muchos de sus profesores fueron concejales republicanos. Incluido Julián Besteiro, que fue catedrático de Filosofía y tuvo su primer cargo político en Toledo, como concejal del Ayuntamiento.

La actual sede de la Agencia Efe en Castilla-La Mancha se ubica en el espacio que a principios del siglo XX fue la Casa del Pueblo de Toledo, comprado por varias sociedades obreras. Unas de las paradas de la ruta del libro "Toledo en la II República. Ruta por el Toledo republicano" se detiene frente al edificio actual.