Antonio Pérez Henares (Bujalaro, Guadalajara, 1953) acaba de publicar su novela más personal, "Tierra Vieja", que presenta este sábado en la Feria del Libro de Guadalajara, su tierra, protagonista indiscutible de su último libro y a raíz del cual reflexiona que "no puede concebirse mayor disparate que ignorar" el pasado común.
Pérez Henares ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando comenzó en el diario Pueblo, también ha participado en tertulias televisivas y últimamente colabora puntualmente en diferentes periódicos, aunque está centrado más en su faceta de escritor.
Antonio Pérez Henares es autor, entre otras, de las novelas "La tierra de Álvar Fáñez" y "El rey pequeño"; de la Tetralogía Prehistórica, compuesta por "Nublares", "El hijo de la garza", "El último cazador" y "La mirada del lobo", así como de "La canción del bisonte", y en 2020 publicó 'Cabeza de Vaca', una recreación de la vida de Álvar Núñez Cabeza de Vaca.
Mirada a los antepasados
Su último libro, "Tierra Vieja", es su obra más personal que ya "estaba ya pugnando por asomar en alguno" de sus libros anteriores, confiesa a Efe el autor, que de hecho en "El rey pequeño hay personajes que lo preludian. Estaba llamando a la puerta y entró".
Con esta última novela histórica se adentra en sus antepasados. En ella, ha querido retratar "la historia de aquellas fronteras medievales en las que se dilucidó el destino de España y a unos protagonistas olvidados y decisivos. Las gentes de a pie, del común que las repoblaron y las defendieron, con una mano en la estiba del arado y la otra en la lanza".
"Mi intento es que el lector encuentre esa historia de quienes fueron en muchos casos sus antepasados, pues tantos y tantos de nosotros descendemos de esa población rural y allí están nuestras raíces. Una historia que merece la pena contar y saber", afirma el autor.
"Plañideras urbanitas"
Pérez Henares sitúa su obra en aquellas fronteras del Henares, el Tajo y el Guadiana, "en efecto ahora no son las más pobladas, desde luego tras el éxodo rural", pero le "repugna esa expresión lastimera de plañideras urbanitas y aspirantes a caciques de 'España Vaciada'".
Defiende que en esa tierra "vive, labra, pastorea, resiste y aguantan unas gentes que cuidan ese inmenso territorio. No es una postal a la que van a descansar los guerreros de la urbe el fin de semana".
Es una novela histórica y como tal transporta al lector a otra época para conocer la historia pero tiene un objetivo muy consciente y claro: rememorar para no olvidar esa historia.
El "disparate" de "ignorar la raíz"
"No puede concebirse mayor disparate que ignorar la raíz, el pasado común compartido y los caminos recorridos juntos de un pueblo y una nación. Y, tristemente algunos están empeñados en ello", afirma.
Reconoce que "Tierra Vieja" tiene algo de biográfico y es un homenaje a su tierra, a sus raíces.
"Tiene el eco de las voces y las vidas de mi gente, de mis abuelos, de mi familia y mis paisanos, que permanecen en mí. Unas voces que aún me recitan el Romance de la Loba parda que me recitaba Valentín, mi abuelo materno, cuando yo tenía cinco años", rememora el escritor, que sostiene que sin duda esta novela es un homenaje a su tierra o, "mejor dicho, un pago de una inmensa deuda" que tiene con ella.