Abandonados, arruinados y sin ningún mantenimiento. Así se encuentran tres elementos de Castilla-La Mancha que acaban de ser incluidos en la Lista Roja que elabora la Asociación Hispania Nostra y que recoge más de 1.100 monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. En esta ocasión se trata de una ermita en Toledo, un puente en Guadalajara y una fábrica de luz en Ciudad Real.
Las fábricas de luz de las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real) -una de ellas, incluida en la lista- proporcionaron luz eléctrica desde principios del siglo XX hasta los años 70 a casi toda la provincia de Ciudad Real, parte de Albacete y parte de Cuenca.
Seis fueron las centrales hidroeléctricas: El Ossero, Ruipérez, Santa Elena, San Alberto, Miravetes y San Luis. Salvo esta última, todos los conjuntos conservan sus canales, construcciones y edificaciones en buenas condiciones salvo lo que respecta a sus cubiertas. Las maquinarias y demás complementos han sido muy expoliados salvo en la Fábrica de San Alberto, que conserva gran parte.
Puente colgado de Azuqueca de Henares
El Puente colgado de Azuqueca de Henares (Guadalajara) fue construido por Valeriano Madrazo Escalera, V Marqués del Valle de la Colina en 1879, como medio de paso para los trabajadores de la finca para el cruce de río en las labores agrícolas y actividades cinegéticas como la caza o la pesca.
Actualmente, el deterioro se ha acelerado a raíz de las inclemencias del tiempo de los últimos años y el completo abandono. Apenas quedan tablas de madera en buen estado y el crecimiento descontrolado de un árbol cercano amenaza la estabilidad de los tensores sobre los que se sujeta la estructura. Además, las dos torres de ladrillo sobre las que se asienta el puente están casi desaparecidas por amenazar ruina o por haber sido engullidas por la maleza y los hitos con inscripciones han sido vandalizados en numerosas ocasiones encontrándose actualmente cubiertas en parte por grafitis.
Para incrementar el deterioro, tras la venta de los terrenos colindantes, la empresa propietaria decidió hacer suyo el camino de servidumbre de acceso levantando una alambrada e impidiendo el total acceso al puente. Dicha alambrada ha sido retranqueada, pero los tractores de la empresa agrícola realizaron varias pasadas por encima de la torre que hace de tensor de los cables de acero para nivelar el terreno para el tránsito de maquinaria agrícola pesada, contribuyendo enormemente al deterioro y desaparición de la estructura.
Se ha intentado mediar entre el Ayuntamiento y el propietario y nunca se ha llegado a una expropiación forzosa ni a una obligación por parte del propietario a mantener el mismo.
Ermita de San Isidro (La Guardia, Toledo)
Quizás la construcción del templo se sitúe a finales del siglo XV o principios del XVI. Tras ser destruida la ermita de Pera, la imagen de la Virgen fue llevada al templo del Sepulcro, momentáneamente, hasta su traslado definitivo a la iglesia parroquial de La Guardia.
A mediados del siglo XIX, Pascual Madoz recoge la existencia de la ermita del Sepulcro y la cartografía coetánea su ubicación, la cual coincide con las ruinas del edificio conocido actualmente como ermita de San Isidro. Por tanto, en el siglo XX se retiró la advocación del templo al Santo Niño para otorgársela al patrón de los agricultores.
La ermita se encuentra emplazada a las afueras de la localidad de La Guardia, a un kilómetro y medio de la villa, en el paraje llamado Pera. El edificio religioso consta de una sola nave, realizada en mampostería y cantería, con cubierta de madera a dos aguas, aunque no se conserva más que los restos de la estructura de madera. La entrada principal es adintelada con un pequeño tímpano mal conservado. La parte de la cabecera se encuentra totalmente en ruinas, abierta al exterior a falta del muro, que no se conserva. No goza de ningún tipo de protección legal y se encuentra en un estado de ruina avanzada.