La iglesia parroquial de San Juan Bautista, ubicaba en el pueblo toledano de Camarena, esconde una "joya desconocida del patrimonio histórico-musical nacional".
Con esas palabras define el historiador y arqueólogo de la localidad Rubén Pérez López, que también es académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (RABACHT), al órgano realejo o positivo del templo después de llevar a cabo una minuciosa investigación sobre el instrumento.
Según Pérez López, el de Camarena es "uno de los pocos ejemplos de órganos realejos o positivos históricos que se conservan" en España, "más aún en un estado tan extraordinario de conservación, al mantener prácticamente íntegro el mecanismo de funcionamiento y el material sonoro histórico".
Además, el investigador recuerda que los pocos órganos de similares características que se conservan en el país "se encuentran en importantes catedrales, monasterios o museos", instando a restaurar y poner en uso el de la iglesia de Camarena por ser un "elemento patrimonial único, de gran valor histórico y artístico".
Pérez López ha detallado que se trata de un órgano de reducido tamaño, pero "muy completo en posibilidades sonoras, estructurado en dos cuerpos, uno superior y otro inferior, que presenta decoración polícroma estucada, imitando el veteado del mármol, en tonos azules, blancos, ocres y verdes".
El cuerpo superior es una caja con forma de armario en cuya parte baja se sitúa el teclado, cubierto y protegido por una tapa móvil, que consta de cuatro octavas, 45 teclas, con la octava grave corta.
La caja-armario presenta, por encima del teclado, dos puertas que se abren y que albergan o esconden el mecanismo de funcionamiento del órgano: el secreto (habitáculo herméticamente cerrado donde está el depósito de aire y el mecanismo que hace que los tubos suenen y donde se encajan estos), los juegos de tubos o tuberías y los tiradores de los registros situados en los laterales de la caja-armario, que sirven para manejar unas tabillas de madera o correderas, que están perforadas con un agujero por cada tubo.
El cuerpo inferior alberga el mecanismo manual que proporciona el aire al órgano, dos fuelles, que eran abiertos y cerrados por una o dos personas, y el conducto de aire que hacía posible que el aire producido en ambos fuelles subiera al secreto para almacenarse y posteriormente subir y salir por los tubos.
Tal y como explica el historiador y arqueólogo Rubén Pérez López, por el momento no se ha hallado documentación histórica relativa al órgano realejo, aunque sí se ha documentado una inscripción manuscrita en el secreto del instrumento: "Josef Monzón Año 1790", que permite datarlo al menos o como mínimo en el año 1790 y establecer como posible autor al maestro organero toledano José Monzón.
Sin embargo, y a la espera de un estudio más exhaustivo tanto de la documentación histórica como de la estructura y característica del órgano, no puede descartarse en el estado actual de la investigación una autoría diferente y una cronología del órgano anterior al año 1790, entre los siglos XVI-XVIII, correspondiendo, en caso de confirmarse esta hipótesis, la inscripción del secreto no a la autoría y fecha de construcción original del órgano, sino a la autoría y fecha de una gran obra de "compustura", de restauración del mismo.