La presa romana de Moracantá. / Foto: JCCM.

La presa romana de Moracantá. / Foto: JCCM.

Cultura

La presa romana de un pueblecito de Toledo que fue escenario de tres importantes batallas

El Gobierno de Castilla-La Mancha ha acordado su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).

3 julio, 2024 17:06

En Villaminaya, a 30 kilómetros de Toledo capital, se encuentra la presa romana de Moracantá, una construcción de valor sobresaliente que, junto con su entorno, representa un patrimonio cultural de singular riqueza. Tal es su importancia que el Consejo de Gobierno de Castilla-La Mancha ha acordado declararla Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de 'monumento'. 

Así lo ha anunciado este miércoles la consejera portavoz, Esther Padilla, quien ha recordado que se trata del undécimo BIC aprobado durante esta legislatura y el número 78 desde que gobierna Emiliano García-Page, "en línea con su voluntad de seguir protegiendo nuestro legado histórico y patrimonial".

Esta estructura hidráulica, situada en el límite con Almonacid y la sierra de La Oliva, es de época altoimperial romana y sirvió como abastecimiento y regulación de agua. Según ha informado Padilla, "es evidente la explotación del territorio desde esta época, aunque hay restos de enterramientos de época tardoantigua, por lo que tuvo una continuidad a lo largo del tiempo".

Escenario de tres importantes batallas

Esta pequeña presa -de 44 metros de longitud, dos de espesor y dos de altura- fue construida trasversalmente al cauce del arroyo de Prado Redondo y podría haber tenido doble uso. Por un lado, la acumulación de una pequeña lámina de agua como aprovisionamiento para los meses más cálidos y, por otro, la regulación del cauce de los arroyos en su confluencia. Tradicionalmente, se ha vinculado con el yacimiento Villa de la Dehesa de Villaverde, a unos 3,5 kilómetros.

Como curiosidad, el monumento ha atestiguado, al menos, tres importantes batallas. En primer lugar, la batalla del Guazalete del año 742, en la que se enfrentaron los rebeldes bereberes y las tropas del emir cordobés. A continuación, la batalla disputada en el año 854 entre la unión conjunta de los reinos astur y pamplonés, aliados a la población sublevada de Toledo, en contra de las tropas del emir Muhammad I de Córdoba. Por último, también presenció la batalla de Almonacid, de 1809, en la Guerra de la Independencia.

Actualmente, la estructura se encuentra en buen estado y no requiere de medidas urgentes para salvaguardarla.